El pequeño hijo de la activista Suyen Barahona tiene 441 días sin ver a su madre. La última vez que estuvo con ella fue la mañana del domingo, 13 de junio de 2021, cuando la Policía allanó de forma ilegal la vivienda en la que se encontraban y se llevó secuestrada a la opositora.
Parte de la tortura psicológica que emplea el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo consiste en procurar la separación familiar. A la presa política no se le ha permitido ni una foto, ni un dibujo ni una carta ni una llamada y menos alguna visita de su hijo de cinco años.
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Han transcurrido más de 14 meses desde su encarcelamiento arbitrario y los familiares de la presidenta de la Unión Democrática Renovadora (Unamos) no se dan por vencidos. Ante la recienta visita en la Dirección de Auxilio Judicial de la hija de Tamara Dávila y de Miguelito, hijo de Miguel Mora; los parientes de Barahona iniciaron una campaña denominada «Una videollamada para Suyen». Con la iniciativa pretenden incidir en la administración nicaragüense para que al menos autorice el derecho de la comunicación continua entre madre e hijo, ya que el menor se encuentra fuera del país.
César Dubois, esposo de Barahona, dijo a Artículo 66 que como familia han interpuesto varias peticiones legales y en redes sociales exigiendo se «respete su derecho (de la opositora) a ver a nuestro hijo y que se permita una carta, un dibujo, una llamada, una videollamada. Que haya comunicación porque ese es el derecho de nuestro hijo y también el de Suyen».
Hoy, 28 de agosto, la rea de conciencia recibió su visita número diez en más de un año bajo cautiverio. Aprovechó para mandar un mensaje demandando se respete su derecho de tener contacto con su hijo. «Déjenme ver los ojos y la sonrisa de mi hijo. Déjenme escuchar su voz y su risa. Déjenme decirle que lo amo. Es el derecho de todo niño escuchar que su madre lo ama», puntualizó la rea de conciencia, de 45 años y uno de los rostros más reconocidos de la oposición nicaragüense.
«Estamos solicitando una llamada o videollamada. De hecho, en el sistema penitenciario eso se permite semanal o quincenal. Hay un sistema que la persona que está detenida paga por la llamada», recordó Dubois, lo que refleja que la negación se debe a una imposición estatal, ya que la ley ampara a los privados de libertad.
Barahona mostró su alegría por la visita que recibieron Tamara Dávila y Miguel Mora de sus hijos. Los dos opositores se sometieron a huelgas de hambre dentro de «El Nuevo Chipote» para presionar al régimen. La primera estuvo cinco días bajo ese régimen y el segundo pasó más de 40 días sin ingerir alimentos sólidos. Con esto, la expectativa de Suyen es que las personas presas políticas tengan la oportunidad de ver y abrazar a sus hijos e hijas.
La familia de Barahona conoce el proceder de los Ortega-Murillo y por ello, Dubois sostiene que en caso de que se continúe negando la petición no desistirán y seguirán demandando ese encuentro «hasta que los corazones se ablanden».
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Suyen Barahona es uno de los rostros más visibles de la oposición. Desde antes de 2018, denunciaba las violaciones a los derechos humanos dirigidos por el Estado. En medio de la prohibición arbitraria a la protesta pacífica continuó su demanda con «piquetes exprés» por la liberación de los presos políticos, lista de más de 190 de la que ahora forma parte.
La dictadura la señaló de menoscabo a la integridad nacional en perjuicio del Estado de Nicaragua y la sociedad nicaragüense. La jueza Ulisa Yahoska Tapia Silva, sancionada por Estados Unidos, la declaró culpable y la sentenció a ocho años de prisión.