Antes de ser elegido como sucesor líder mundial de la Iglesia Católica, el hoy Papa León XIV ya había levantado la voz contra la represión en Nicaragua. En agosto de 2022, como obispo de Chiclayo y miembro activo de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), firmó una contundente carta de solidaridad con el pueblo nicaragüense y con su episcopado, que desde ese entonces ya era víctima de hostigamiento sistemático por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
La carta, publicada por el medio católico Vatican News, fue emitida durante la 123ª Asamblea Plenaria de los obispos del Perú, celebrada en Lima entre el 15 y el 18 de agosto. En el documento, los obispos, con el respaldo directo del ahora pontífice, expresaban su respaldo a la Iglesia de Nicaragua en medio de una oleada de encarcelamientos, profanaciones y ataques a la libertad religiosa. «En esta hora de testimonio martirial que vive el hermano pueblo de Nicaragua en fidelidad a los valores del Evangelio y en defensa de la dignidad de la persona humana, los Obispos del Perú expresan su solidaridad y cercanía al Episcopado y a todos los fieles católicos de ese hermano país», señalaba el mensaje.

El texto no solo transmitía un gesto de cercanía espiritual, sino que denunciaba directamente los actos de violencia que se vivían bajo la dictadura: «La agresión y destrucción de imágenes y símbolos religiosos católicos golpea no solamente la sensibilidad religiosa de un pueblo creyente, sino también ofende las raíces cristianas que constituyen la idiosincrasia de esta nación». Además, alertaban que «la violencia nunca ha construido, solamente ha sembrado las semillas de la pobreza y el odio».
Los prelados peruanos —entre ellos Robert Francis Prevost, quien hoy fue proclamado como Papa León XIV— alzaban entonces un «clamor de justicia y respeto que le permita [al pueblo de Nicaragua] poder expresar sus propias convicciones con la libertad de quienes viven en una verdadera democracia». El mensaje cerraba con una plegaria dirigida a la patrona del país: «Pedimos a la Inmaculada Concepción de María que sostenga la fe y la esperanza del querido pueblo de Nicaragua».
Prevost ejerció su ministerio pastoral en Perú durante más de una década, en una de las diócesis con mayores desafíos sociales del país. En Chiclayo, su voz se hizo constante en la denuncia de la corrupción, la pobreza estructural y los abusos de poder. En 2023, fue nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos, cargo desde el cual consolidó su influencia en la Curia romana, hasta ser elegido hoy como Sumo Pontífice bajo el nombre de León XIV.
La elección del nuevo Papa no solo representa una nueva etapa para la Iglesia Católica, sino también un giro simbólico en favor de la defensa de las libertades fundamentales. Nicaragua, donde la dictadura ha expulsado al nuncio apostólico, encarcelado a obispos y sacerdotes, confiscado templos y clausurado congregaciones religiosas, conoce ya el compromiso del nuevo pontífice con su causa. León XIV llega al trono de San Pedro habiendo hablado ya por los nicaragüenses, y lo hizo cuando era más necesario: en medio del silencio internacional, eligió no callar.