El dictador Daniel Ortega utilizó el acto oficial por el Día Internacional de la Mujer para exaltar el papel de las mujeres nicaragüenses y proclamar su supuesta lucha contra el machismo y la violencia de género. Sin embargo, su discurso resulta cínico y contradictorio, ya que él mismo ha sido señalado por violación y abuso sexual, primero por su hijastra Zoilamérica Narváez Murillo y luego por la familia de Elvia Junieth Flores, una joven que habría sido abusada por Ortega cuando era menor de edad. Lejos de responder ante la justicia, el caudillo sandinista ha desoído las denuncias, usado su poder para garantizar su impunidad y castigado con cárcel a quienes se han atrevido a hablar.
El caso de Zoilamérica Narváez: la denuncia que el sistema bloqueó
En 1998, Zoilamérica Narváez, hijastra de Ortega, lo denunció públicamente por abusos sexuales continuados desde que ella tenía 12 años, entre 1979 y 1990. La denuncia detalló violencia física, psicológica y el uso de su influencia política para mantenerla sometida. Sin embargo, el sistema judicial nicaragüense, ya entonces controlado por Ortega, bloqueó el proceso alegando su inmunidad parlamentaria y la prescripción de los delitos.

Ante la falta de justicia en Nicaragua, Narváez llevó el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2001, que admitió la denuncia al considerar que el Estado nicaragüense había violado su derecho a un juicio imparcial. Sin embargo, el régimen nunca permitió que la justicia avanzara, y Zoilamérica terminó en el exilio.
El caso de Elvia Junieth Flores: abuso, embarazo y encubrimiento
Otro caso que desmonta la retórica de Ortega como “defensor de las mujeres” es el de Elvia Junieth Flores, quien habría sido abusada sexualmente por Ortega cuando tenía 15 años. Producto de esta relación habría nacido una niña que no fue reconocida por él, sino que fue inscrita como hija de Néstor Moncada Lau, un operador clave del régimen y actual asesor presidencial.

En 2015, Santos Sebastián Flores Castillo, hermano de la víctima, denunció públicamente que Ortega había violado a su hermana cuando era menor de edad. Poco después, fue arrestado, acusado de un caso fabricado de violación y condenado a 15 años de prisión. Murió en la cárcel Modelo de Tipitapa en noviembre de 2021, en circunstancias que el régimen nunca esclareció. Organismos de derechos humanos denunciaron que su encarcelamiento y muerte fueron represalias directas por haber señalado a Ortega como violador.

Hipocresía y propaganda en el discurso de Ortega
Mientras Ortega exalta a la mujer y dice que en Nicaragua se libra una lucha para “extirpar las manifestaciones de machismo”, su historial personal lo delata. En su discurso del 8 de marzo, proclamó que “cuando se cometen agresiones y crímenes contra mujeres trabajadoras, mujeres abnegadas, la pena máxima va para los que cometen este tipo de crímenes”. Sin embargo, él mismo ha sido señalado como agresor sexual y ha utilizado su poder para garantizarse impunidad.
Utilizar el Día Internacional de la Mujer para proyectarse como un defensor de sus derechos es una muestra más del cinismo y la hipocresía del dictador. Mientras se llena la boca de discursos sobre justicia e igualdad, sus víctimas siguen sin obtener justicia y los operadores de su régimen continúan encubriendo los abusos.
Sinvergüenza, cínico, vulgar
Monica Baltodano hoy llamada opositora defendió a Daniel Ortega en la Asamble cuando lo quisieron acusar en esta institución para desaforarlo. Hoy la muy descarada dice ser opositora.