El expresidente panameño Ricardo Martinelli, condenado en su país a casi once años de cárcel tras ser acusado de blanqueo de capitales, cumple este viernes, siete de febrero, un año de estar asilado en la Embajada de Nicaragua en Panamá. La sede diplomática la ocupa como su guarida desde que se conoció el fallo de la sentencia por corrupción en su contra.
Ese mismo día, la embajada permitió el acondicionamiento del edificio para recibir al líder político. Daniel Ortega le ha puesto a su disposición el espacio y le ha ofrecido su protección incondicional.
«Hoy cumplo un año de estar injustamente asilado en la Embajada de la hermana República de Nicaragua. Me vi forzado a tomar esta decisión siendo inocente al fabricarme un caso político con el fin de inhabilitarme y cuyo propósito además era asesinarme por órdenes de (Laurentino) Cortizo y (José Gabriel) Carrizo», publicó el exmandatario en X.
Martinelli, de 72 años, es el primer expresidente en ser condenado en Panamá. Se autodeclara perseguido político de la justicia panameña, por lo que en su publicación en redes pide a la Corte Suprema de Justicia resolver el caso en su contra. «Hoy les pido a todos cerremos filas , apoyemos a nuestro presidente José Raúl Mulino y pedirle a la Corte Suprema de Justicia resuelvan ya mi caso que lo tienen “ engavetado”», demanda.
En 2022, un juzgado ordenó llevar a tribunales a Martinelli y dos de sus hijos (que actualmente son diputados del país y por el Parlamento Centroamericano) por los mismos cargos; sin embargo, tras su condena quedó inhabilitado a ejercer cargos públicos por lo que designó como candidato de su partido Realizando Metas a José Raúl Mulino quien se alzó con la Presidencia.
Pese a las tensas relaciones con Nicaragua, Mulino anunció la semana pasada que podría brindársele un salvoconducto a Martinelli hasta que la nueva embajadora de Nicaragua, Jessica Padilla Leiva, presente sus cartas credenciales programada para los próximos días. Ya el presidente panameño había advertido que el tema de Martinelli debía llevarse a luz de la ley, pese a su amistad con él.
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Además, en diciembre pasado, Mulino manifestó su preocupación por las reuniones políticas Martinelli tenía «visitas inusuales» en la Embajada de Nicaragua faltando a los convenios internacionales de asilo y hasta ordenó a su canciller Javier Martínez Acha un encuentro con la embajadora saliente Consuelo Sandoval Meza para hacer formal el reclamo.
El 31 de enero pasado, Martinelli afirmó en redes sociales que necesita ser operado por un problema gástrico, pero que vive un autoaniquilamiento por aquellos que lo odian (opositores políticos);
Mulino se refirió al tema y dijo que Martinelli recibe atención médica y otras comodidades dentro de la Embajada de Nicaragua.