El régimen de Nicaragua sigue mintiendo. Asumen que la reparación de centros educativos, un supuesto aumento anual en la matrícula, la enseñanza pública gratuita y hasta la capacitación política a maestros son logros notables en materia de educación, así lo dio a conocer en su informe nacional presentado ante el Consejo de Derechos Humanos.
El doctor Adrián Meza, rector de la Universidad Paulo Freire (UPF), cuyas instalaciones fueron robadas por el régimen por la vía de la confiscación, valoró con relación al informe del régimen que la educación no solo se trata de construir aulas de clase ni implementar cursos de formación para los docentes. «La educación es más que eso, más que cifras y números en un papel», criticó.
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Meza señala que el contenido del informe está cargado de cifras y de números, cifras que hablan de infraestructura y números que solo se enfocan en cantidades de alumnos o de estudiantes en los distintos niveles, pero que no hay cómo contrastarlas porque el régimen «se enfila» contra cualquier voz disidente.
El régimen dijo en su informe que en cuanto a la Educación Superior, la matrícula estudiantil en Grado y Posgrado de las universidades nacionales (estatales, comunitarias e interculturales) aumentó un 20% de 2019 a 2023.
Es decir, admite que bajó la cantidad de estudiantes en general y las universidades privadas perdieron más de 7,000 alumnos de 2021 a 2023. Un reportaje que ésta plataforma publicó hace unas semanas y que tituló «Bachilleres en busca de futuro: otra ola migratoria» revela cómo miles de estudiantes de etapa universitaria han abandonado el país en busca de opciones de estudio.
Los universitarios denunciaron que el sistema educativo de Nicaragua ha sido desmantelado sistemáticamente desde el año 2021. Y es que universidades de prestigio, muchas vinculadas a organizaciones religiosas que ofrecían becas a estudiantes de bajos recursos, han sido sustituidas por instituciones controladas por el aparato ideológico del régimen.
El Ministerio de Salud (Minsa) en las últimas tres semanas, desde el 8 hasta el 29 de octubre, no ha reportado ni un solo caso confirmado de covid-19 en Nicaragua. Esta es la primera vez, desde que empezó la pandemia en marzo de 2020, que de forma consecutiva no se identifican casos positivos a esa enfermedad.
Entre agosto y septiembre pasado, el Minsa mantuvo la cantidad de casos confirmados de covid-19 en uno por semana, según los reportes semanales que divulgó la institución en medios oficialistas.
Las autoridades refieren que desde el inicio de la pandemia han «atendido y dado seguimiento responsable y cuidadoso a 16,200 personas» por covid-19, especificando que estas «con frecuencia han tenido padecimientos asociados como: hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad, enfermedades cardíacas, síndrome de inmunodeficiencia, insuficiencia renal crónica, antecedentes de accidente cerebro vasculares, tuberculosis pulmonar y enfermedades pulmonares crónicas».
El epidemiólogo Álvaro Ramírez, en entrevista con Artículo 66, explicó que normalmente en estos meses del año «no se presentan números tan altos» de covid-19 en el país, pero resaltó que «siempre existe la duda de la manipulación de los datos de parte del Gobierno de Nicaragua».