La reciente excarcelación de presos políticos producto de «negociaciones» en silencio con EE.UU., las reformas a las leyes penales y las purgas internas dentro del Estado y el FSLN, muestran el «desmoronamiento» del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, sostiene la dirigente opositora en el destierro, Dora María Téllez.
El pasado cinco de septiembre, la dictadura Ortega-Murillo excarceló y desterró a Guatemala, desnacionalizó y confiscó todos los bienes a 135 reos de conciencia, luego de una «negociación» en secreto con el Gobierno de EE.UU., y simultáneamente inició un proceso de reformas de todas las leyes penales, incluyendo la Ley 1042, conocida como «Ley de Ciberdelitos» para aumentar las penas de cárcel por «propagación de noticias falsas» y criminalizar el uso de redes sociales y aplicaciones de teléfonos celulares
Para la comandante guerrillera Dora María Téllez, disidente del Frente Sandinista, excarcelada política y desterrada por la dictadura, con sus últimas acciones, los Ortega-Murillo muestran su «extrema crueldad» y a la vez, claros síntomas de «desmoronamiento».
En su análisis semanal sobre la situación político-social de Nicaragua, divulgada en vídeos a través de sus redes sociales, Téllez, afirma que el régimen de Nicaragua guarda silencio sobre la excarcelación, del último grupo de reos políticos porque no quiere reconocer ante sus bases que fue el resultado de «un acuerdo negociado con los Estados Unidos.
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«No quiere (la dictadura) que su base social, que le queda muy poca, pues según las últimas encuestas anda por el 12%, pierda la confianza en Daniel Ortega y Rosario Murillo», por negociar con los Estados Unidos desde hace varios meses.
La dirigente política señala que la desnacionalización y confiscación de estos 135 nicaragüenses no es más que «parte de la crueldad» de los dictadores al confiscar los bienes a personas que lo único que pueden tener es «su casita, su tierrita, que tienen su pulpería, que tiene su negocito».
Télles reitera que los dictadores no han dicho nada sobre los últimos excarcelados porque tienen temor las pocas personas que aún los respaldan «les de la espalda».
En su análisis, la historiadora sostiene que, «lo que realmente está pasando es que este es un régimen que se erosiona, que además de 36 personas presas presas políticas (que aún quedan en las cárceles), tiene a cientos que son de su propio régimen, encarceladas (en sus casas) sometidas a ningún proceso judicial, aislada, y que pertenecen al propio régimen de los Ortega-Murillo, lo cual también quieren silenciar, porque es la evidencia del deterioro que tiene la dictadura».
Reformas penales son para infundir terror
Asimismo, la dirigente opositora del movimiento político Unión democrática Renovadora (Unamos) afirma que el régimen está elevando las penas de cárcel de varios delitos por los que acusan a opositores, como una forma de amenaza que la extiende ahora a personas que viven fuera del país.
«Eso muestra esa profunda debilidad del régimen de los Ortega-Murillo que por un lado guarda silencio de que tuvo que excarcelar a 135 personas mediante una negociación y por otro lado que, con el pito y el tambor está amenazando con incrementar el régimen de terror en Nicaragua, si ya eso no importa porque ya es irrelevante cuando el régimen de terror ha multiplicado ya todo el nivel de presión que puede ejercer sobre la sociedad nicaragüense», advierte la analista opositora.
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Todo este ambiente de «terror», dice Téllez, se da en medio de una crisis económica que mantiene al pueblo «hambreado» pues el costo de la vida sube cada día ,mientras crece el desempleo.
«Y ellos (los dictadores) saben perfectamente que este es un régimen que no tiene ninguna base de sustentación y que se va a seguir desmoronando desde adentro como ya se ha estado desmoronando, si no, porque tienen tantos presos, por qué tanta purga en el sistema judicial, en la policía, en la instituciones del Estado, dentro del Frente Sandinista, ese es su desmoronamiento», sentenció la exrea política.