La vicedictadora Rosario Murillo que se «autoproclama» cristiana, declaró «santuario» y «templo milagroso» a un mamotreto construido de hierro y bombillos de luces de colores, que fue erigido con una pintura que muestra el rostro del fallecido dictador de Venezuela Hugo Chávez (también conocida como rotonda de Plaza Inter). En su acostumbrada alocución, además afirma que el espíritu del fallecido dictador venezolano y su alma residen en ese monumento, contrario a las enseñanzas cristianas.
La portavoz de la dictadura sandinista afirma que la rotonda hecha en homenaje a Chávez es un lugar «sagrado» que posee la energía del exmandatario venezolano. Para un pastor evangélico que prefirió el anonimato, Rosario no concuerda entre su discurso cristiano y sus declaraciones que caen en la ignorancia o satanismo.
«La Biblia enseña en el libro de Hebreos 9:27 que el ser humano que fallece no puede regresar en otra forma (no física) a la tierra, no hay un término medio, no hay posibilidad de permanecer en la tierra en forma de espíritu y menos creer que el alma de un muerto puede permanecer en un lugar terrenal», dice el evangélico.
El pastor indica que hablar de energías refiriéndose al espiritu o alma de un humano es anticristiana y roza más en sectas y religiones como la budista o el hinduismo que están muy alejadas de la doctrina cristiana. Es conocido el acercamiento de Rosario Murillo con el esoterismo y sectas como la santería (Cuba) y el vudú (Haití).
En febrero pasado, Murillo afirmó que la rotonda Hugo Chávez «tenía poderes» y orientó a los trabajadores del Estado, entre ellos diputados y ministros, llegar a la rotonda con arreglos florales en homenaje al 25 aniversario del triunfo del régimen venezolano, que ahora se sostiene, bajo el yugo militar, a punta de fraudes, cárcel y terror, muy similar al sandinismo en Managua.
La vicepresidente afirmó que los nuevos árboles instalados en el sector de la avenida Bolivar a Chávez son para glorificar al «padre celestial» mencionando que es el que le da «vida, fuerza y salud»; sin embargo, no menciona directamente el nombre de Jehová. Es costumbre que Murillo use frases como «cristiana, socialista y solidaria», en su mezcolanza de religiosas, sincretismo y esoterismo.
La dictadora que mantiene un ataque a la Iglesia Católica y en menor medida a la Iglesia Evangélica desde 2018, ha insultado con epítetos como «diablos con sotana» a sacerdotes y obispos que critican a su régimen criminal. Igualmente ha cerrado filas con su par venezolano y heredero de Chávez, el dictador Nicolás Maduro, quien se pretende quedar en el cargo a través de unas elecciones que la oposición de aquel país ha señado, con actas en mano, como fraudulentas, y que ya han sido desconocidas por más de una docena de países, incluyendo a gobernantes de izquierda.