Los ataques de la dictadura Ortega-Murillo contra la Iglesia católica siguen sin dar tregua a la práctica cristiana en Nicaragua. El pasado fin de semana se reportaron dos secuestros más de sacerdotes y dos laicos en el norte del país, y la nueva estrategia del régimen es mantener bajo amenaza de encarcelamiento a los laicos y delegados de la palabra en el campo, para que no celebren actividades religiosas.
El pasado sábado, 10 de agosto, los esbirros de la dictadura ejecutaron el secuestro del padre Leonel Balmaceda, de la parroquia Jesús de Caridad, en el municipio de La Trinidad, Estelí, y ese mismo día fue secuestrada la colaboradora de la Curia de Matagalpa, Carmen Sáenz.
La ola de secuestros religiosos continuó con el padre Denis Martínez García, de la diócesis de Matagalpa, quien fue secuestrado por la guardia sandinista el domingo 11 de agosto, cuando el religioso se dirigía a Matagalpa para celebrar una misa en ese departamento.
La captura del padre Martínez evidencia la férrea vigilancia y espionaje al que están siendo sometidos los sacerdotes, pues él se desempeña como formador en el seminario interdiocesano Nuestra Señora de Fátima, en Managua, y cuando se disponía a marcharse hacia Matagalpa, fue apresado por la Policía represiva del régimen para impedirle que celebrara misa en la Diócesis matagalpina.
Noticia relacionada: Daniel Ortega y Rosario Murillo cometen crímenes de lesa humanidad contra la iglesia, dicen Expertos de la ONU
La abogada Martha Patricia Molina, defensora del derecho a la libertad religiosa, dijo a Artículo 66 que el cristianismo en Nicaragua está viviendo un «verdadero calvario», principalmente en el interior del país donde los cristianos católicos están sufriendo persecución, asedio y amenazas.
«Los laicos del interior del país están viviendo un verdadero calvario, porque los policías le prohíben que celebren la palabra y que lleven la comunión a los enfermos. Los amenazan con llevarlos presos si desacatan esa orden arbitraria», denunció la abogada Molina, autora del Estudio «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?», que revela la cantidad de violaciones a la libertad religiosa perpetradas por la dictadura y los métodos represivos que utilizan contra las Iglesias.
Odio y ensañamiento contra Diócesis de Matagalpa y Estelí
Las dictadura ha mostrado especial ensañamiento y odio contra las diócesis de Matagalpa y Estelí, que han estado a cargo del monseñor Rolando Álvarez, uno de los obispos católicos más críticos contra el régimen dictatorial de los Ortega-Murillo, razón por la cual fue enjuiciado arbitrariamente, condenado a más de 26 años de cárcel y luego desnacionalizado y desterrado a Roma tras pasar más de un año encarcelado.
Entre finales de julio e inicios de agosto, el régimen ordenó el secuestro de 8 sacerdotes, todos de las Diócesis de Estelí y Matagalpa, de los cuales siete fueron desterrados el siete de agosto a Roma.
Los sacerdotes desterrados en el más reciente grupo de víctimas de la represión religiosa en el país son: monseñores Ulises Vega y Edgard Sacasa. Además, los presbíteros Jairo Pravia, Harvin Torrez, Marlon Velasquez y Victor Godoy. También el fray Silvio Romero.
En el caso del Padre Frutos Valle, nombrado en enero de este año por El Vaticano como administrador de la Diócesis de Estelí, la dictadura lo dejó en condición de Seminario por cárcel, probablemente por la avanzada edad del religioso que ya pasa los 80 años.
Noticia relacionada: Represión de Ortega alcanza a líderes católicos, evangélicos y Testigos de Jehová, según informe de la ONU
De acuerdo con el más reciente informe sobre Libertad religiosa en Nicaragua, del Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (Calidh), bajo la dictadura Ortega-Murillo, la persecución religiosa continúa profundizándose.
«La detención y destierro de sacerdotes y otros religiosos es la máxima expresión de este delito de lesa humanidad», denuncia el organismo.
En su informe, Calidh señala que en los últimos meses se ha observado «un aumento de los hostigamientos de policías y paramilitares, así como de militantes sandinistas en contra de feligreses dentro y fuera de los templos».
Asimismo, la organización defensora insiste en que la prohibición de celebraciones de expresiones públicas de la fe sigue ubicando a los nicaragüenses como «víctimas directas de la persecución religiosa».
ONU señala a Ortega y Murillo como criminales de lesa humanidad contra la religión
El Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en su reciente informe sobre la persecución religiosa en el país señaló que el Estado Nicaragua practica persecución religiosas y las violaciones al derecho de culto pueden constituir crímenes de lesa humanidad.
La ONU señala a los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo como principales perpetradores de esos crímenes de lesa humanidad.