Rusia podría instalar misiles balísticos de largo alcance en Nicaragua, con la aceptación del dictador Daniel Ortega, lo que metería a Nicaragua en medio de una escalada armamentista que enfrenta a las potencias mundiales en lo que el país nada tiene que ver, advirtió el dirigente opositor Juan Sebastián Chamorro.
Esta semana, Washington anunció que tiene programado iniciar el despliegue de cohetes balísticos de largo alcance en territorio de Alemania, con el objetivo de fortalecer su fuerza «disuasoria» a partir de 2026, lo que provocó una rápida reacción de Moscú, amenazando con una «respuesta militar adecuada» ante lo que ha llamado «una escalada significativa».
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En ese contexto de aumento de tensiones entre las potencias nucleares rusa y estadounidense, el vicepresidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara Alta en el Parlamento ruso, Vladímir Dzhabárov, sugirió que Rusia debe «desplegar misiles en países como Cuba, Corea del Norte, Venezuela y Nicaragua», de acuerdo con información divulgada por importantes medios de comunicación europeos.
Este anuncio hace recordar el punto más álgido de la guerra fría, ocurrido en octubre de 1962, cuando la Unión Soviética inició la instalación de cohetes balísticos en suelo cubano, a solo 90 millas de territorio de EE.UU. El despliegue, que se mantenía en absoluto secreto, fue descubierto por inteligencia norteamericana antes de culminar y se desató la peor crisis de esa carrera armamentística, al punto que se considera que es el momento en que se estuvo al borde de una tercera guerra mundial.
Estados Unidos ejecutó un bloqueo naval total sobre la isla cubana, las potencias negociaron en secreto, sin tomar en cuenta a Fidel Castro, la crisis fue superada. Los soviéticos retiraron sus armas nucleares de Cuba y los gringos hicieron lo mismo de Turquía.
Para el dirigente opositor y exreo político desterrado por la dictadura Juan Sebastián Chamorro las declaraciones del vicepresidente del Comité de Relaciones Exteriores del Parlamento ruso son «sumamente grave».
Dicho despliegue armamentístico contaría con la venia de Daniel Ortega, y con ello el dictador «nos está metiendo en medio de las patas del caballo, en un conflicto en el que Ortega está prestándose con gusto para ayudar y mostrarse como aliado incondicional de Vladimir Putin».
El dictador Daniel Ortega continúa reformando la estructura del Gobierno a su antojo. Esta vez ordenó a sus diputados en la Asamblea Nacional desmantelar el Instituto Nicaragüense de Fomento Municipal (Inifom) y pasar todas sus funciones, facultades y bienes a la Procuraduría General de la República (PGR) a la que ya ha dotado de «superpoderes», transfiriendo también facultades de la Corte Suprema de Justicia.
Los diputados al servicio de la dictadura sandinista, durante la sesión parlamentaria de este viernes, 12 de julio, sin mayores debates o análisis aprobaron la derogación de la Ley 347, Ley Orgánica del Instituto Nicaragüense de Fomento Municipal (Inifom) y de esa forma desaparecen de tajo la institución que atendió la estrategia municipalista que se empezó a implementar desde los años 90, durante el Gobierno de Violeta Barrios de Chamorro.
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El Inifom nació pretendiendo fortalecer la gestión y autonomía municipal, y sobre todo, fortalecer la participación ciudadana en la gestión de los gobiernos locales, algo que no existe desde que Ortega regresó al poder.
La Unión Democrática Renovadora (Unamos), derivada del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), fue tildado de «servil y estúpido» por la vicedictadora Rosario Murillo, a lo que la dirigencia de ese movimiento opositor responde que las descalificaciones de Murillo contra ellos es una muestra que «le duele» la actividad que desarrolla Unamos y le advierten que seguirán «en primera línea» hasta ver caer a la dictadura.
En su discurso de odio, la vicedictadora se refirió al 17 de julio, día de la huida del anterior dictador, Anastasio Somoza, y atribuyó las victorias a la guerrilla sandinista y a «todos los que orgullosamente enarbolamos la bandera rojinegra, sin cobardías, sin dobleces, sin renegar, y sin la hipocresía y la falsedad de quienes, como estúpidos serviles del Imperio, se autoproclamaron renovadores».
Para el presidente de Unamos, Luis Blandón, las expresiones de odio de Rosario Murillo obedecen a su permanente deseo de querer desaparecer el movimiento político renovador, lo que no solo está demostrado con las descalificaciones de la vocera gubernamental sino con que parte de la membresía de Unamos ha sufrido cárcel, exilio, acoso constante y hasta muerte «como fue el caso de Hugo Torres (fallecido estando bajo prisión de la dictadura Ortega-Murillo)».
Por su parte, la fundadora del MRS y de Unamos, y una de las más destacadas jefas guerrilleras durante la lucha contra la dictadura somocista, comandante Dora María Téllez, señaló que las palabras de la vicedictadora Murillo son realmente «vacías» y su odio no es más que «un reconocimiento» a que los renovadores de Unamos están haciendo lo correcto.