La Asamblea Nacional, controlada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, mantiene «engavetada» la iniciativa de Ley que pretendía declarar al mercado municipal de Granada como «Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación», en búsqueda de rescatar y preservar el edificio de estilo neoclásico, construido en 1890.
El proyecto de Ley fue enviado a la Comisión de Educación, Cultura, Deportes y Medios de Comunicación del parlamento en 2015. En sus inicios contó con el respaldo de los parlamentarios, quienes viajaron al popular centro de compras para conversar con la Asociación de Comerciantes, con el objetivo de escuchar sus valoraciones para finiquitar el dictamen.
El granadino y exdiputado sandinista Alejandro Delgado declaró al portal digital La Verdad que «el paso siguiente sería buscar los fondos para trasladar el mercado a un terreno ubicado en los alrededores de la ciudad». Esa misión la ejecutaría la exalcaldesa Julia Mena, quien debía realizar las gestiones ante el gobierno central.
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Dentro de la exposición de motivos, se detalló que el mercado municipal funcionó en el centro de la ciudad de Granada, pero al no armonizar con la concepción urbanística de la ciudad colonial, fue trasladado a unas cuadras del parque central y la catedral.
Los parlamentarios destacaron que un estudio reciente, realizado por arquitectos e ingenieros, reveló que «el crecimiento desmesurado de la actividad comercial en el centro de compras había provocado que este no cumpliera adecuadamente su función, debido a la falta de espacio». Por esta razón, la iniciativa de ley proponía trasladar la actividad comercial a otro terreno en las afueras de la ciudad señorial.
La iniciativa de Ley no fue llevada al hemiciclo del parlamento para su debida aprobación, por lo cual el mercado «Francisco Ticay» aún permanece en su histórico lugar, expandiéndose en sus alrededores con tramos improvisados en la calle El Comercio y Calle Mombacho, donde las aceras se mantienen ocupadas por comerciantes que obstaculizan el paso peatonal.
En su búsqueda de resguardar el edificio histórico, la iniciativa de Ley proponía que el mercado funcionara como un enclave turístico donde se vendería artesanía con la intención de darle más valor a la ciudad, pero al final «todo quedó en promesas».
Ambiente de mercado
A la 5:00 de la mañana, los comerciantes empiezan a abrir las puertas de sus tramos con la esperanza de alcanzar el mayor número de clientes. A diario, este centro de compras es visitado por los granadinos, que compran alimentos y artículos necesarios para su hogar.
Bajo el techo del antiguo edificio de estilo colonial se encuentran una variedad de tramos, entre ellos los vendedores de mariscos, que utilizan con agilidad delgados y filosos cuchillos para sacar el filete del guapote, un pescado de las aguas del Gran Lago de Nicaragua.
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En otro sector, se mantienen las comerciantes de carne de cerdo, quienes cuelgan trozos de costillas, postas y lomos en clavos de un arco de madera. Además, en las «panas» nunca falta el chicharrón carnudo para preparar el tradicional vigorón, que llena de orgullo a los granadinos.
«El mercado es el lugar donde hemos encontrado la vida gracias a nuestro trabajo y honradez. En este tramo, llevamos tres generaciones de una familia. Con nuestro esfuerzo alimentamos y educamos a nuestros hijos», relata la vendedora de carne Mirian Osorio.
La infraestructura del antiguo mercado cuenta con un techo alto que ayuda a mitigar el calor de la ciudad. Está conformado por estrechos callejones y patios, siempre llenos de puestos. En ellos, los comerciantes granadinos ofrecen una variedad de productos, desde comidas populares, ropa hasta artesanías y otros souvenirs, que los turistas extranjeros se llevan como un buen recuerdo de su visita a Nicaragua.
Comercio ha crecido «sin control»
Lilian Jiménez, de 71 años, tiene más de cuatro décadas manteniendo un puesto de vigorón en la entrada del mercado. La anciana recuerda que hace 50 años la mayor parte de los vendedores ofrecían sus productos dentro del edificio, pero desde la década de los 90, el mercado creció de una manera desordenada en sus alrededores.
«Antes en el mercado había un lugar donde se vendían cerdos porque era una zona vacía de tramos», relató la comerciante. El punto, conocido como «La chanchera» ahora está abarrotado de negocios que llegan hasta Palmira. «Aquí hasta hubo necesidad de mover la terminal de buses que viajaban a Rivas, Nandaime y Pueblos Blancos, porque ya no había pasada (espacio) para las unidades de transporte», remarca Jiménez.
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La municipalidad granadina ha planteado la necesidad de trasladar el mercado a otro punto de la ciudad, porque dentro del edificio ya no hay espacio para ubicar más vendedores y, por este motivo, centenares de negocios se establecieron en las afueras del local y en las calles aledañas.
«Nosotros como comerciantes no queremos movernos a otro punto de la ciudad, porque en el mercado está una zona céntrica y eso facilita el acceso a la ciudadanía, pero aún no hay una propuesta seria al respecto como para estar discutiendo el tema», mencionó un vendedor de frutas y verduras.