Nicaragua vivió un despertar cívico en abril de 2018. Los jóvenes protestaron en las calles a inicios de ese mes por la inoperancia de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo para atender el incendio en la Reserva Biológica Indio Maíz y a esa demanda se sumó un descontento aún más mayúsculo: unas inconsultas reformas a la seguridad social.
La inacción del régimen volcó a los jóvenes a tomarse las principales calles de León y Managua. Luego las expresiones populares se replicaron en todos los departamentos y las dos regiones autónomas del país centroamericano.
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La respuesta estatal a las manifestaciones fue represión. Rosario Murillo dio la orden «vamos con todo» y los muertos iniciaron a contarse. Estas son las víctimas de los primeros tres días de protestas ciudadanas después del 18 de abril:
19 de abril
Darwin Manuel Urbina Urbina. 29 años, trabajador. Fue la primera víctima de la violencia con la que fueron reprimidos los estudiantes que iniciaron las protestas de abril por las reformas a la Ley del Seguro Social.
Fue asesinado en el sector UPOLI, no era estudiante, sino un joven trabajador, que como muchos otros pobladores nacidos y criados en los barrios cercanos se sumaron al levantamiento.
Richard Eduardo Pavón Bermúdez. 17 años, estudiante. Fue asesinado en Tipitapa. Luego de salir de clases Richard se integró a la marcha que se dirigía hacia la Alcaldía organizada en rechazo a las reformas a la ley del Seguro Social. A pocos metros de ahí recibió múltiples disparos de escopeta.
20 de abril
Juan Carlos López Martínez, de 24 años. Ese día hubo incidentes entre la policía y manifestantes en Ciudad Sandino donde residía Juan Carlos. Trabajaba como técnico en reparación y mantenimiento de teléfonos celulares. Su principal hobby eran los tatuajes.
López Martínez recibió un impacto de arma de fuego en el pecho que habría sido disparado desde una moto. El conductor vestía el uniforme de guardia de la Alcaldía y junto con él un policía que habría hecho el disparo.
César Noé Castillo Castillo. Fue herido en Estelí el 20 de abril y falleció el 12 de mayo. El día que fue herido dijo que iba a marchar por sus derechos y participó en la manifestación contra las reformas al INSS que se concentró en el Parque Central de Estelí.
Alrededor de las 9pm recibió un balazo por la espalda, que le afectó un pulmón y la columna vertebral. El arma fue disparada desde la Alcaldía Municipal de Estelí.
Orlando Francisco Pérez Corrales, de 23 años. Era estudiante universitario y fue asesinado en Estelí. Tras dispersarse luego de la marcha realizada en Estelí, los manifestantes avanzaron al Parque Central donde fueron emboscados. Orlando fue alcanzado por dos disparos en el tórax y le causaron la muerte.
La autopsia realizada el 3 de mayo y supervisada por un forense contratado por la familia concluyó que los dos disparos fueron certeros y que los proyectiles correspondían a un arma de «alto calibre».
Franco Alexander Valdivia, de 24 años. Durante el ataque a la marcha de autoconvocados en Estelí, Valdivia documentó la agresión mediante un video que fue difundido en las redes sociales. Alrededor de las 8 de la noche cayó abatido por un disparo en su cabeza. Los asesinos arrastraron su cuerpo, tiñendo con su sangre la terraza de la Alcaldía
Raúl López García. Trabajaba en una empresa de diseño. Ese día se dirigía a las protestas que ocurrían en los alrededores de la UNI. Aproximadamente a las 5:30 de la tarde recibió disparos de armas de fuego de escopeta en el tórax y en la pierna. Fue operado, pero los médicos no lograron salvarlo; falleció en quirófano a las 8 de la noche.
Marlon Manases Martínez Ramírez, de 20 años, participó en las marchas junto con sus primos y amigos de Ciudad Sandino. Participó en la toma de la UNI y fue asesinado dentro la casa de estudios. «Los jóvenes tenemos que apoyar a los adultos mayores en sus demandas», dijo cuando intentaron persuadirlo de no salir ese fatídico día.
El joven recibió un balazo en la cabeza en la UNI, fue trasladado al Hospital Lenin Fonseca donde falleció a las 8:30 de la noche ese mismo día.
Hammer Jhoel García Salinas, de 19 años, era estudiante Ingeniería en Sistemas en la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI). Fue asesinado en Tipitapa. Salió de su casa por la noche en el sector de la Alcaldía. La Policía y fuerzas de choque reprimían con armas de fuego a los manifestantes.
Hammer corrió para protegerse frente al edificio de IXCHEN. Recibió un disparo en la espalda y al salir perforó el corazón, provocando una hemorragia masiva. El joven se dedicaba a su trabajo, a la iglesia y los domingos se iba a jugar fútbol.
Moroni Jacob López García, de 22 años, estaba en las cercanías de la Catedral de Managua asistiendo en primeros auxilios a los jóvenes que protestaban. Es graduado con honores en el colegio de Fe y Alegría de Ciudad Sandino, entró con beca completa a la universidad para estudiar medicina.
Sus familiares describen a Moroni como una persona inteligente y con una gran pasión por el estudio. Hacía trabajos de jardinería e impartía clases de lengua y matemáticas en la iglesia mormona, de la que era miembro.
Michael Humberto Cruz Sánchez, de 30 años, se solidarizó con los jóvenes, compró agua y salió para la UPOLI a regalarla. Quería ayudar a los estudiantes que estaban siendo reprimidos por el régimen. En ese lugar, la Policía abrió fuego contra los jóvenes atrincherados.
Michael se encontraba en un callejón detrás de la UPOLI cuando fue abatido con un disparo en el pecho. Después de 18 sin ver a su hijo, su mamá regresó de Estados Unidos para su sepelio.
Álvaro Alberto Gómez Montalván. 23 años. Es hijo de un militante histórico del FSLN. Álvaro vivía en el sector de las Cuatro Esquinas y se unió desde el principio a las manifestaciones realizadas en Monimbó contra las reformas al Seguro Social. Policías y paramilitares atacaron el sector del mercado de artesanías y Álvaro recibió un disparo en el pecho.
Álvaro Manuel Conrado Dávila. 15 años. El adolescente compró agua para llevársela a los estudiantes que estaban en la UNI, llegó al inmediaciones para repartirla a los estudiantes que participaban en las protestas contra las reformas al Seguro Social.
Alrededor de las 11 de la mañana es impactado por un proyectil de arma de fuego en el cuello. Tras ser herido sus últimas palabras fueron «me duele respirar».
Emilio Cadenas. 23 años. Estudiante. Fue asesinado en León. El 20 de abril, por la mañana hubo una gran manifestación en el sector del HEODRA y por la tarde se produjo el incendio del CUUN. El 21 de abril, le notificaron a su novia que encontraron su cuerpo calcinado y mutilado en el Billar Lezama.
21 de abril
Ángel Eduardo Gahona, 42 años. La noche de ese día, Gahona se encontraba transmitiendo en vivo desde Facebook para El Meridiano las manifestaciones en Bluefields. Cuando se dirigió al edificio de la Alcaldía municipal recibió dos disparos de arma de fuego: uno en la cabeza y otro en el brazo, el cual le atravesó el tórax.
Danny Stalyng Rivas, de 25 años. Fue herido en Managua el 21 de abril y falleció un día después. Desde el 19 de abril se sumó a las protestas que se llevaban a cabo en la capital. El sábado 21 participó en una manifestación en las cercanías de la UPOLI. Era un joven religioso y amante de la justicia. Participaba en las actividades del barrio y le gustaba jugar basquetbol.
Recibió un disparo en el abdomen cuando se encontraba cerca del monumento a Rafaela Herrera. Sus compañeros lo llevaron al puesto médico habilitado por los estudiantes dentro de la UPOLI y luego lo trasladaron al hospital Alemán.
Marcos Antonio Samorio, 29 años. En la noche, en el sector de la Alcaldía de Managua se realizó una protesta contra el Gobierno que fue reprimida por efectivos de la Policía, paramilitares y miembros de la Juventud Sandinista.
Marcos regresaba de su trabajo pero en el sector de El Zumen los paramilitares no dejaron entrar el recorrido a San Judas, razón por la cual se bajó y caminó. Una camioneta de paramilitares pasó disparando a quienes se encontraban en la zona, entre ellos Marcos.
Jeisson Antonio Chavarría Urbina. 24 años. Alrededor de las seis de la tarde Jeisson se unió a un grupo de manifestantes en el reparto Juan Ramón Padilla de Ticuantepe y se dirigió con ellos hacia la Alcaldía Municipal. Jeisson fue capturado por paramilitares y asesinado por uno de ellos con un disparo en la cabeza, pese a que el joven le había pedido que no lo matara.
Carlos Manuel López. 42 años. Salió junto a su familia a buscar comida en el sector del barrio Fátima en Masaya, cuando inició una balacera y recibió un disparo por la espalda que le perforó los dos pulmones. Luego de la media hora que duró el enfrentamiento y cuando los autoconvocados lograron dispersar a los paramilitares, su familia aprovechó para sacar el cuerpo y llevarlo a una casa donde había un doctor.
Lester Adán Vindel Picado. Fue asesinado en Managua, aproximadamente a las 8 de la noche cuando se encontraba en la zona del Mercado Iván Montenegro. Recibió un disparo de arma de fuego que le impactó en el sector derecho del tórax. Fue trasladado al Hospital Alemán, donde llegó a las 9 de la noche sin signos vitales.
Kevin Roberto Dávila López. Fue herido el 21 de abril y falleció el 6 de mayo. Mientras participaba en la protesta contra el gobierno en las inmediaciones de la UPOLI, recibió un disparo en la cabeza cuando documentaba el ataque policial a la misma.
Fue trasladado en ambulancia al hospital Lenín Fonseca. Allí lo encontró su padre en estado de coma después que el personal médico le negara su presencia en reiteradas ocasiones
Todos estos crímenes y los más de 355 asesinatos en el contexto de las protestas siguen impunes. Organismos locales e internacionales de derechos humanos han llamado a la dictadura al cese de la represión y que se haga justicia, pero Ortega y Murillo prefieren hacer oídos sordos a las peticiones de los países democráticos.