El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más denunció las restricciones impuestas por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo a los católicos nicaragüenses durante la Semana Santa de este año, que incluye la prohibición del recorrido de las carretas peregrinas hacia el Santuario Nacional Jesús del Rescate.
La nota, difundida en las redes sociales, manifiesta que «mientras el mundo cristiano vive la Semana Santa como una de las celebraciones más sagradas de la Iglesia católica, haciendo uso de la fuerza de la represión, nuevamente, el régimen impide que personas religiosas y la feligresía celebren su fe en las calles».
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La organización humanitaria indicó que la pareja dictatorial prohibió en diversas parroquias que las imágenes de los Santos fueran sacadas a la calle en procesiones, acción que forma parte de la cultura religiosa de la población católica, violando el derecho de cada persona a expresar su fe».
De igual manera, el informe señala que el viernes, 29 de marzo, «miles de cristianos fueron forzados a practicar su fe dentro de la Catedral Metropolitana de Managua y de distintas iglesias, agravado por el asedio policial en los alrededores de dichos templos».
«Esta agresión injustificada e ilegal evidencia, una vez más, cómo el régimen nicaragüense viola los derechos fundamentales de la población católica, y de cualquier denominación que sea considerada opositora real o aparente», indicó el colectivo.
El organismo agregó que la represión hacia los creyentes «se enmarca en un clima de represión y persecución, definido por diferentes instancias internacionales, como el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN ), de la Organización de Naciones Unidas (ONU), como un crimen de lesa humanidad».
El comunicado resalta que «el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que ‘toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia’».
«Mientras en diversos países de Latinoamérica y del mundo los cristianos celebran su fe, en Nicaragua, convertida en una gran cárcel, los católicos no podrán salir a las calles, siendo una clara evidencia de la persecución brutal contra la Iglesia», resaltó el grupo humanitario.
La organización defensora de los derechos humanos demandó a que la comunidad internacional «se pronuncie y active todos los mecanismos existentes para exigir al régimen nicaragüense que cese la persecución contra la Iglesia, para que la ciudadanía nicaragüense, sin excepción y condición, pueda manifestar sus creencias religiosas de manera individual o colectiva».
Represión no se detiene
La agrupación informó que «desde la crisis sociopolítica de 2018, los y las nicaragüenses vivimos una represión que no tiene precedentes en nuestra historia, para silenciar a cualquier voz considerada disidente, mediante una persecución feroz contra periodistas, defensoras y defensores de derechos humanos, activistas, artistas y personas religiosas».
La organización indicó que el objetivo de la dictadura nicaragüense «es controlar todos los espacios de la vida de las personas y de las comunidades, aunque ello implique la violación de los derechos fundamentales». Además, el Colectivo apuntó que «esta violencia sin límites y cotidiana pretende normalizar en los y las nicaragüenses una cultura de obediencia hacia la tiranía».
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«Desde el Colectivo Nicaragua Nunca Más, nos solidarizamos con la población católica nicaragüense y en esta semana de reflexión, a unos días de cumplirse seis años de las protestas sociales de abril de 2018», afirma el comunicado. El organismo humanitario también expresó su «anhelo de una Nicaragua con justicia y libertad, en la que todas las personas puedan expresar y vivir sus derechos, incluyendo la libertad de culto y de pensamiento».