Son las cuatro de la tarde de un viernes y un grupo de fieles que se encuentran en los alrededores de un templo espera el comienzo del rezo y la meditación del viacrucis, tradiciones propias del tiempo litúrgico de la Cuaresma. En las afueras de la parroquia, varios agentes policiales, montados en motocicletas, están estacionados e intentan intimidar a los participantes del acto penitencial. Toman fotografías para enviarlas a sus superiores y demostrar que los sacerdotes permanecen en la parroquia y no salen a las calles.
«Volvieron a venir y están parqueados en la entrada principal de la iglesia. Están tomando fotos a quienes entran y salen», comentan dos señoras, mientras abren un pequeño libro que contiene los rezos para cada una de las estaciones del viacrucis.
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Al mismo tiempo que la Policía está con su «actitud intimidante», simpatizantes sandinistas vestidos de civil se infiltran dentro de los templos. Algunos simulan rezar, pero disimuladamente vigilan a quienes asisten y, de vez en cuando, sacan sus celulares y graban videos para «fichar» a los católicos sospechosos.
«No es la primera vez que los policías se estacionan afuera del templo. Antes lo hacían los domingos, pero ahora también vienen los viernes de viacrucis. Montan vigilancia y hostigan las actividades religiosas», critica en voz baja una joven que participa del rezo en una Iglesia capitalina.
En los templos se viven ambientes diferentes. En unos se aprecia poca presencia de fieles y a otros acuden una gran cantidad de católicos que entonan los cánticos propios de la temporada de Cuaresma. A pesar de la represión del régimen orteguista en contra de la Iglesia católica, los feligreses de pueblos y ciudades continúan llegando en los horarios indicados para participar de los viacrucis, en donde ponen sus intenciones personales.
«Reconocer a Herodes»
A finales del mes pasado, Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega y vocera del régimen, anunció en su monólogo de mediodía «una estrategia para Semana Santa» en la que participan varias instituciones.
En ese momento, la primera dama, quien se ha encargado de dirigir la imparable persecución y represión en contra de la Iglesia católica, no detalló si su gobierno permitiría los viacrucis, pero los feligreses no necesitan su confirmación porque ya conocen la respuesta. «La prohibición sigue, pero nuestra fe también está firme», dice una ciudadana.
El pasado 28 de enero, el sacerdote nicaragüense Marcos Somarriba, párroco de la iglesia Santa Ágatha, en Miami, Estados Unidos, durante su homilía dominical, llamó a los pueblos a aprender a reconocer a los Herodes que tratan de engañar y manipular a los pueblos.
«Se puede aprender a superar las crisis, especialmente cuando son generadas por personas desalmadas, egoístas, maquiavélicas y mañosas, manipuladoras y abusadoras. Crisis provocadas por gente que revestidos de oveja siendo lobos, acechan y persiguen a las ovejas de Dios», señaló el sacerdote nicaragüense.
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El religioso recordó que algunos poderosos «operan bajo actitudes bélicas, con un poder abusivo y destructivo y amparados sobre dinero sucio y mal habido, que con ello construyen crisis y destrucción, caos que divide, extorsionan, persiguen, oprimen, exilian familias y pueblos enteros»
La homilía del sacerdote, quien ha seguido de cerca la difícil situación de la Iglesia católica en Nicaragua, llamó a los creyentes a mantener sus oraciones y a evitar el miedo que tratan de imponer quienes se esconden detrás de «máscaras de amor».
Recordó que «el miedo acecha a los temerosos y vulnerables mientras se camufla cubriendo la malicia con la apariencia de seguridad de calidez y amabilidad e incluso desinterés». «Matan sin pistola y cubren bien sus huellas. Al menos por un tiempo, ya que todo tiene caducidad y tarde o temprano se llega al final», advirtió el religioso.
Por Voces Unidas.