Trece nuevas empresas tabacaleras, de supuesto capital cubano-nicaragüense, se han abierto en el norte de Nicaragua con aparente «apadrinamiento» del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Las compañías sobresalen por la bonanza con la que están operando: buenas instalaciones, suficiente personal y una excelente salida al mercado.
Las nuevas empresas, extendidas por casi toda la zona norte de Las Segovias, han adquirido propiedades no mayores a 500 manzanas. Además, las grandes y conocidas fábricas poseen hasta mil y tres mil manzanas de tierras, con «majestuosas» edificaciones que cuentan con energía solar interna y externa, y amplias áreas de parqueo para motos y vehículos.
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Llama la atención que las nuevas compañías están ubicadas en zonas menos visibles al público y las condiciones laborales, aunque son muy buenas, son consideradas rústicas. Unos creen que es «estilo» y otros, «que todavía les falta invertir más».
Jornaleros locales cuentan que hay algunas que todavía están construyendo galerones de almacenamiento y secado para las hojas de tabaco. Las nuevas fábricas, que se han ubicado en varios puntos del norte, tienen instalaciones y bodegas en tramos de la Carretera Panamericana, desde la salida norte de la ciudad de Estelí, hasta el inicio de la cuesta La Kukamonga.
Desconocidos
En el municipio de Estelí, habitan conocidos empresarios de origen cubano que, cuando llegaron al poder los hermanos Fidel y Raúl Castro, se exiliaron en los Estados Unidos y, después, llegaron en la década de los años 60 a invertir en la industria del tabaco al norte de Nicaragua, principalmente en Estelí.
Estas empresas, en la actualidad, cuentan con extensas fincas dedicadas al cultivo de la hoja de tabaco y son parte de unas 35 grandes fábricas que manejan el proceso y producción de puros. Emplean entre 18 mil y 25 mil personas, en su gran mayoría trabajadores locales.
Los propietarios de las empresas recién llegadas son hasta ahora «gente desconocida» para los locales. Quienes las operan tampoco son gente de la zona, pero exhiben experiencia en el manejo del rubro, admiten los locales, por lo que todo apunta a que en realidad son técnicos traídos de la industria tabacalera cubana, que operan ahora en Nicaragua con todas las ventajas que les presta la dictadura sandinista.