En 1877, hace más de 140 años, un grupo de científicos realizó una investigación sobre la presencia del tiburón en las cálidas aguas del Lago Cocibolca y concluyeron que se trataba de una «rara especie que solo habitaba en ese cuerpo de agua», según documentó un reportaje del medio de comunicación internacional BBC.
La teoría llenó de tanto orgullo a las autoridades nicaragüenses que decidieron, en esa fecha, emitir una edición especial de estampillas con la imagen de la especie marina, como un «símbolo de la identidad nacional». Años más tarde, se aclaró que el habitante del «mar dulce» era el tiburón toro.
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La bióloga Mirna Moncada recordó que la presencia del tiburón toro fue reportada por cronistas de la India. Incluso, desde 1800 hay reportes «clarísimos» de poblaciones inmensas de esta especie en el Gran Lago de Nicaragua, que circulaban del Mar Caribe hacia el lago, a través del Río San Juan.
«A mediados de 1960 hasta llegar a los años 80, ya no se reportaban tiburones en el lago, porque estaban en su mínima expresión por la sobrepesca de empresas asiáticas que se habían instalado en el país, para explotar su carne y aletas para venderlas en los mercados internacionales», manifestó Moncada.
También resaltó que empresas de Costa Rica se dedicaron a pescar esta especie a través del Río Colorado, mermando, aún más, la población de este pez que llegaba a alcanzar una longitud de hasta 3.40 metros, y dependiendo de su edad, pesaban entre 90 y 293 kilogramos.
Recomiendan un estudio a profundidad
La ambientalista se mostró animada por el supuesto avistamiento de tiburones toros, que reportaron unos pescadores del Cocibolca, en 2019. Sin embargo, Moncada enfatiza que la deforestación de la cuenca del Río San Juan, las toneladas de sedimento que arrastran sus aguas en invierno y las sequías de verano impiden la entrada de los tiburones en busca del lago.
Para tener una valoración clara de la presencia de esta especie en este inmenso cuerpo de agua, la experta recomienda realizar un estudio formal que establezca de cuánto es su población en la actualidad y analice la situación de su ecosistema. Además de comprobar la autenticidad de videos que han hecho circular pescadores de la isla de Ometepe y zapatera que muestran a la especie en esas zonas, que son las áreas con mayor profundidad del lago.
El científico nicaragüense Jaime Íncer Barquero agrega que la ausencia de bancos de peces para alimentarse es otra de las razones por las cuales los tiburones se ausentaron del lago. Recordó que el tiburón toro es un gran depredador marino por lo cual permanecía en estas aguas y solo retornaba al mar para dar a luz. Íncer Barquero se apoya en la idea de que la especie «puede repoblar esas aguas».
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A lo largo de su historia, la Ciudad de Granada se ha jactado por la presencia del tiburón toro en su extenso lago. Los pobladores mantuvieron por meses la creencia que era una especie única en el mundo y cuando se supo más de él, se declararon más orgullosos todavía, en lugar de decepcionarse.
La exaltación al pez ha provocado levantar en avenidas monumentos a esta especie marina y a nombrar a su equipo local de béisbol como Los Tiburones de Granada. «Ojalá algún día podamos verlos de nuevo como los vieron nuestros abuelos y padres. Ellos los describen como una especie hermosa y única. Es otra joya granadina», dice un pescador local.