Durante sus viajes por toda Nicaragua, el ecólogo Fabio Buitrago estudió y trabajó con recursos naturales en áreas protegidas y fue acumulando una colección amplia de fotografías de animales, paisajes, ecosistemas, de plantas y organismos vertebrados e invertebrados .
En 2014, Buitrago pensó que era un desperdicio que todos sus recursos estuvieran solamente en una carpeta de su computadora y que nadie pudiera conocer sobre lo que hay bajo la superficie de los mares.
Originalmente, el ecólogo tenía la intención de compartir sus recursos a través de un museo, que fuese una exhibición itinerante y recorriera todo el país para ir mostrando todas esas fotografías y contenido adicional. Buitrago también había pensado en añadir el nombre común del organismo fotografiado, el nombre científico, su alimentación y su hábitat, para convertir la foto en un instrumento educativo.
En abril de 2018, el museo estuvo finalmente terminado y fue bautizado bajo el nombre de Nicaragua Azul. Cuando se tenía pensando exhibirlo, estalló la crisis sociopolítica y frenó los movimientos del proyecto.
Fue hasta finales de 2019 que se pudo realizar una exhibición bastante «tímida» en una escuela privada. «Tratamos de llevar gente a la escuela e invitar colegios que llegaran a visitar el museo. Sin embargo, el alcance que tuvimos por la situación del país no fue el que habíamos visto inicialmente», comentó Fabio Buitrago a Artículo 66.
Con el museo guardado y una pausa en su misión de sensibilización y educación, el ecólogo pensó en altenartivas para transmitir su mensaje de sensibilización. Entonces, «se me ocurrió convertir el contenido del museo en un libro, que ahora sí permitiera llevarlo al cualquier lugar de Nicaragua, de manera que no fuera tan costoso como llevar un museo sino que fuera más bien un instrumento educativo que podía estar en las manos de los maestros de Ciencias Naturales y de Biología», relató.
Fabio tenía la visión de que su libro estuviese exhibido en las bibliotecas de las escuelas, universidades, colegios y centros de documentación, o incluso, que organismos de la sociedad civil u organizaciones comunitarias que pudieran tener el libro a disposición de cualquier persona que quiera aprender sobre los recursos naturales acuáticos, marinos y de agua dulce, de Nicaragua.
El ecólogo trabajó en convertir, reeditar, actualizar y ampliar el contenido del museo para convertirlo en un libro. Cuando en agosto de este año se terminó todo el proceso de creación y quedó preparado, surgió otro obstáculo: el financiamiento.
«Mi idea es donar ese libro a las escuelas y a los maestros, pero necesitaba recaudar fondos para poder imprimir la mayor cantidad de libros que se puedan». A pesar de que Buitrago presentó su propuesta a diferentes agencias de cooperación, oenegés y empresas del sector privado «no logré que ninguna me aprobara o aceptara financiar la impresión del libro, en gran medida por el temor que hay de hacer cosas sin contar con el visto bueno del gobierno o tener alguna represalia».
No dejando que eso lo detuviera para alcanzar sus propósitos, Buitrago propuso a la Universidad de Boston, donde actualmente se encuentra estudiando, una campaña de recaudación de fondos de manera independiente, sin estar vinculado a ninguna organización y «evitándole problemas a todo el mundo con las instituciones gubernamentales».
La Universidad de Boston aceptó y facilitó a ecologista la plataforma de la universidad como un medio para recoger fondos y poder imprimir al menos 200 libros y llevarlos a las bibliotecas o centros de documentación. «Si no se pudiera con las escuelas, pues por lo menos donárselos a los maestros de Ciencias, de manera individual, para que ellos puedan usarlo como referencia para sus clases».
Los kilómetros marinos de Nicaragua
Para Fabio Buitrago hay dos cosas que son extremadamente relevantes para la educación de los nicaragüenses. «La primera es que Nicaragua no tiene 130,000 km cuadrados de territorio, Nicaragua tiene casi 300.000 km² de territorio y más de la mitad están en el agua están en el mar».
Según las investigaciones del ecólogo, con los aproximadamente 150.000 kilómetros en el Caribe y 30,000 kilómetros en el Pacífico, hay más de 180,000 kilómetros cuadrados de agua de mar de los que no se sabe prácticamente nada. En estos 180,000 kilómetros «se está dando una explotación pesquera sin medir las consecuencias que pueda tener con el resto del ecosistema y con los demás recursos naturales que le pertenecen a todos los nicaragüenses», explicó Buitrago.
La segunda postura del ecólogo es mostrar los recursos naturales que la mayoría de las personas desconocen. «Los nicaragüenses no tienen idea del color, las formas, el tamaño y la riqueza que hay por debajo de la superficie de los mares, lagunas, lagos y ríos». El propósito de Buitrago es «mostrar que Nicaragua es mucho más que un pedacito de tierra, porque tiene un área marina bastante grande y ahí hay una riquísima y valiosísima cantidad de organismos y del patrimonio natural de todos los nicaragüenses que muchos no conocemos».
No hay alguien que se atreva a financiar todo el proyecto
El principal problema que ha enfrentado Buitrago ha sido el financiero. Aunque «hay gente que quiera ayudarme con la diagramación, la revisión del texto, revisión de los nombres científicos y la parte científicos, la limitante ha sido los recursos para poder hacerlo realidad y convertirlo en un libro en físico».
«Escribí varias propuestas de proyectos apliqué a varias convocatorias de proyectos, me contacté con empresas del sector privado y no logré tener una respuesta positiva a pesar de los múltiples intentos que estuve haciendo y antes de darme por vencido, dije vamos a hacer un último intento recaudando fondo de forma independiente y por suerte la Universidad de Boston me dijo ‘nosotros te ayudamos y te apoyamos’».
Nicaragua Azul es un libro que cuenta con un formato donde se pueden apreciar con detalle los mapas, las fotografías y las ilustraciones que tiene el libro. Muestra en más de 300 fotografías organismos naturales que viven tanto en el Pacífico como en el Caribe, mapas que ilustran la red hídrica u los accidentes geográficos del Caribe y Pacífico. También vienen incluidas ilustraciones que muestran cómo funciona el ciclo del agua, la sedimentación y el uso del territorio, al igual que cómo esto se relaciona con la conservación de los mares.
«Estamos hablando en total de unas 160 páginas de un libro bastante grande y que está divido en cinco capítulos». De acuerdo a la descripción del ecológo, en el capítulo introductorio el libro hace relación a las primeras investigaciones llevadas acabo en el país y a la evolución de las plataformas continentales que hoy se consideran mar territorial nicaragüense. El segundo capítulo describe el patrimonio ecológico submarino del océano Pacífico; el tercero el patrimonio ecológico de agua dulce; el cuarto la riqueza ecológica de nuestro mar Caribe, y el último analiza los esfuerzos llevados a cabo para la conservación y uso sostenible de los recursos hidro-biológicos del país.
«La idea es poner a disposición con este conocimiento con esta fotografía y todos los mapas y las ilustraciones que hemos logrado basándome en más de 25 años de experiencia de andar de ‘arriba para abajo’ por toda Nicaragua, tomando fotografías conociendo y aprendiendo sobre los ecosistemas la biodiversidad y los problemas que hay en las diferentes regiones del país’», comentó Buitrago.
Los recuersos visuales como las fotografías e ilustraciones, así como el contenido textual del libro fueron recopilados y elaborados únicamente por Buitrago. «Hay unas seis, ocho fotos que no son mías porque habían unos recursos que yo no tenía, pero el 95% de las fotografías son mías y luego todo lo demás lo creé junto con un diseñador gráfico y con una editora, que me ayudaron a darle la forma».
Los proyectos que se derivan del libro
Además de trabajar con Nicaragua Azul, el ecólogo está trabajando en otros dos proyectos en curso. «Estamos terminando de hacer la traducción del libro al inglés y ese ya está en un 60% avanzado, porque queremos también que las poblaciones de la Costa Caribe que no hablan español o utilizan más el inglés tengan también el libro en en el idioma inglés para poder utilizarlo en la educación». El próximo año, Fabio Buitrago espera poder diagramarlo y tener una versión digital del libro en inglés.
El otro proyecto, que también está relacionado con el libro, es hacer «capacitación y entrenamiento de los docentes de maestros de ciencias naturales en cómo utilizar el contenido del libro para adaptar ese contenido a sus clases, dependiendo del grado que estén enseñando». Fabio también espera trabajar con profesores universitarios que puedan incorporar elementos de la riqueza de la diversidad y la ecología acuática de Nicaragua en las universidades.
«Aunque muchos me dicen que estoy loco porque no voy a lograr llegar a los colegios, que va a ser imposible, que me van a detener el libro y y no me van a dejar acceder a los maestros, yo creo que vale la pena hacer el intento para que los nicaragüenses conozcan sobre los recursos naturales que tenemos en los mares, declaró Buitrago. Si no puede hacerlo a través de un medio impreso en físico, este científico planea realizar su campaña en las redes sociales o a través del Internet que «no están todavía bajo el alcance de la censura».
Fabio Buitrago explicó a Artículo 66 que las personas que deseen unirse a la causa de hacer realidad esta iniciativa, tienen hasta el 29 de noviembre para unirse a la campaña de recaudación de fondos y juntar los 8 mil dólares que necesitan para imprimir y distribuir esas 200 copias del libro, que ayudará a darle visibilidad a la fauna marina y los recursos que guarda Nicaragua debajo de las aguas.