Este 14 de febrero de 2024, los feligreses católicos se reunirán en las iglesias para celebrar el Miércoles de Ceniza, inicio del tiempo litúrgico conocido como «La Cuaresma». De manera similar a años anteriores, el clero católico realizará la «Gran Colecta Nacional» en apoyo a los sacerdotes ancianos y enfermos. No obstante, la recaudación de este año será diferente, a causa del bloqueo a las cuentas de la Iglesia católica.
A través de sus redes sociales, las distintas parroquias dentro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) han difundido el anuncio de la colecta, así como los horarios de las eucaristías. De acuerdo con los afiches difundidos, «todo lo recaudado durante las misas de ese día será invertido para ayudar a nuestros sacerdotes ancianos y enfermos».
Por su parte, la parroquia de San Blas, del municipio de Chichigalpa, Chinandega; invitó a los feligreses a «ayudar con su aporte a la medicación de los sacerdotes, quienes lo han dado todo por nosotros». «Es el momento de que nosotros también les ayudemos (a los padres) con caridad y generosidad», fue el mensaje que difundieron en un video por medio de las redes sociales.
Sin embargo, a diferencia de años anteriores, la nueva colecta en favor de los padres ancianos y enfermos será realizada en medio de un bloqueo a las cuentas bancarias de la CEN. En junio del 2023, el régimen orteguista mandó a congelar las cuentas para administrar los fondos de la Iglesia católica de Nicaragua por un supuesto «crimen de lavado de dinero».
Una de las cuentas afectadas fue la del «Fondo Nacional del Seguro Sacerdotal», el cual estaba destinado para el apoyo de los padres mayores de 65 años. Según la abogada e investigadora de temas religiosos, Martha Patricia Molina, el fondo no era propiamente un seguro, sino que funcionaba como un «fondo de retiro para sacerdotes».
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Durante el funcionamiento de esta cuenta, los sacerdotes aportaban 150 dólares al año para este fondo, mientras que la institución daba la misma cantidad. Por lo tanto, cada padre contribuía con 300 dólares al año. Molina declaró que «lo proporcionado por los sacerdotes, sumado a lo recolectado durante la colecta del Miércoles de Ceniza, permitían la existencia del fondo».
A casi ocho meses del bloqueo de las cuentas, la Iglesia católica sigue sin poder acceder a ese dinero. Por lo tanto, no tienen una manera de asegurar a los sacerdotes que estén en situaciones vulnerables.