El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ubicó a Nicaragua como el país más corrupto de Centroamérica y el segundo de Latinoamérica, según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2023 de la organización Transparencia Internacional.
El ranking mundial da una calificación de 17 sobre 100 a la dictadura nicaragüense, situándola entre los países más corruptos del mundo, sólo superada por Somalia (11), Venezuela (13), Siria (13), Sudán del Sur (13) y Yemen (16).
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Managua tiene la misma calificación de 17/100 que Corea del Norte, una dictadura comunista; Haití, el país más pobre de América y Guinea Ecuatorial, una dictadura de partido único.
«¡Qué tragedia! La dictadura sandinista ha llevado a Nicaragua a los niveles de corrupción más impactante de la historia de Nicaragua. Nunca antes visto. Los países que se acercan al 100 son los menos corruptos y los que se acercan al 0 son los más corruptos», criticó la abogada Martha Patricia Molina, experta en temas anticorrupción.
François Valérian, Presidente de Transparencia Internacional afirmó que la corrupción «seguirá prosperando hasta que los sistemas de justicia puedan castigar las malas prácticas y mantener a los gobiernos bajo control».
«Cuando se compra la justicia o se interfiere políticamente con ella, es la gente la que sufre. Los líderes deben invertir plenamente y garantizar la independencia de las instituciones que respetan la ley y luchan contra la corrupción. Es hora de poner fin a la impunidad de la corrupción», añadió.
En los últimos doce años, Nicaragua ha caído 12 puntos en el IPC, consolidándose como la tercera dictadura de la región a través de un proceso electoral ilegítimo, abusos sistemáticos a los derechos humanos y una concentración absoluta del poder en manos de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Una encuesta de Cid Gallup, de julio de 2023, señala que el 56 por ciento de la población nicaragüense considera que la corrupción gubernamental aumentó de enero a junio de ese año, mientras que el 23% valora que el índice de corrupción se mantiene.
Los resultados del estudio revelan un dato que debe llamar la atención de la dictadura, y es que, incluso, dentro de sus seguidores hay un 35% que percibe que los niveles de corrupción han aumentado y el 25%, que se mantiene. En total el 60% de los propios sandinistas perciben al Gobierno de su partido como corrupto.