El obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez; y el obispo de la Diócesis de Siuna, monseñor Isidoro Mora, concelebraron su primera homilía en libertad y en el destierro, tras haber sido excarcelados, junto a otros 17 religiosos, por la dictadura de Nicaragua luego de una negociación secreta entre el régimen de Managua y El Vaticano
En unas fotografías que han circulado desde Roma, se aprecia al obispo Álvarez, visiblemente desgastado físicamente por los más de 500 días de cárcel, sometido a aislamientos de sus familiares y de su feligresía, pero con la luz de cristiano en su rostro, sonriente, ante el resto de sus hermanos católicos excarcelados, en un salón donde fueron recibidos por autoridades del Estado Vaticano.
En una segunda fotografía se aprecia a monseñor Álvarez, junto a monseñor Mora, concelebrando una misa, probablemente en acción de gracias por su excarcelamiento.
En la eucaristía, los obispos visten de color verde, correspondiente a la vestimenta de «tiempo ordinario» del calendario litúrgico de la Iglesia católica.
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El color verde de la vestimenta religiosa en el rito católico representa «la naturaleza y simboliza la esperanza en la resurrección, fundamento de la fe cristiana», coincidente con el regreso de los religiosos al ejercicio de sus oficios, aunque ahora en el destierro, lejos de la feligresía en Nicaragua, de donde fueron desterrados por los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Esta es la primera misa presidida por el obispo Álvarez en 15 meses, desde aquel 19 de agosto que fue sacado por la fuerza de la residencia episcopal de Matagalpa por tropas especiales de la Policía orteguista que lo trasladaron, primero a Managua, para aislarlo en la casa de uno de sus familiares, y luego llevarlo a las mazmorras del Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como La Modelo, donde permaneció aproximadamente un año condenado a más de 26 años de cárcel por supuesta traición a la patria y ciberdelitos.
En el caso del obispo Mora, no celebraba misa desde el 19 de diciembre de 2023, cuando ofició en la catedral San Pedro Apóstol, de Matagalpa, en el aniversario de esa Diócesis, donde pidió oraciones por el bienestar y la liberación, precisamente de monseñor Álvarez. Eso le costó su libertad y un día después, efectivos de las fuerzas represivas de la dictadura lo capturaron junto a dos seminaristas y los mantuvieron en condición de «desaparición forzada» por 24 días.
Dictadura no pudo contra el poder de Dios
El obispo auxiliar de Managua en el exilio, monseñor Silvio Báez, al confirmar la excarcelación de los dos obispos y los otros 17 religiosos dio gracias a Dios y le advirtió a la dictadura de Nicaragua que no pudo ni podrá contra Dios.
«Este es el poder de la oración del pueblo», dijo el obispo exiliado para luego advertir a los dictadores Ortega y Murillo: «la dictadura orteguista no pudo contra el poder de Dios».
La celebración de una misa por parte de los obispos Báez y Mora junto a los otros 17 sacerdotes y seminaristas excarcelados y desterrados confirma la práctica cristiana tanto de los jerarcas de la Iglesia nicaragüense como del resto de religiosos ahora expresos políticos del régimen.
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La dictadura Ortega-Murillo mantiene una guerra abierta contra la Iglesia católica de Nicaragua. Los ataques son constantes, desde los discursos de odio que a diario lanza la vicedictadora Rosario Murillo contra los sacerdotes hasta las agresiones directas como encarcelamiento, expulsiones del país de sacerdotes extranjeros, la prohibición de entrar a Nicaragua a los religiosos nacionales así como asedio a templos, congelamiento de cuentas bancarias de las diócesis hasta la confiscaciones de bienes.
En medio de esa guerra anticatólica del régimen, han encarcelado y desterrado a 39 integrantes del clero nicaragüense, entre ellos se cuentan 8 religiosos excarcelados y desterrados a EE.UU en febrero de 2022, junto a los 222 presos políticos.
Además, otros 12 sacerdotes fueron excarcelados en octubre del año pasado y desterrados a Roma y finalmente este grupo de 19 junto a los dos obispos que llegaron a Roma este 14 de enero.
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La salida de la cárcel de los obispos y sacerdotes fue gracias a una negociación secreta que llevó a cabo la Santa Sede con el régimen de Managua, según reconoció este mismo domingo la propia dictadura, a través de una nota de prensa.
Esas negociaciones se realizaron luego que la presión internacional por la liberación de los dos obispos y los sacerdotes había escalado, hasta obligar a Otega y Murillo a negociar.