Azucena trabaja como vendedora ambulante en un departamento de Nicaragua. Forma parte de lo que en el país se conoce como la «economía informal» o «por cuenta propia». No tiene horario de entrada ni salida, pero normalmente inicia su faena desde las ocho de la mañana y regresa a su casa pasadas las cinco de la tarde. Es una jornada completa. De sol a sol, y en todo el día se gana entre 400 y 500 córdobas.
Es decir, si trabaja los 30 días del mes, sin descanso, sin fines de semana ni feriados, Azucena podría sumar ingresos desde 12 mil hasta los 16,666 córdobas mensuales.
Ese «salario», a duras penas le alcanza para cubrir todo lo que necesita para que su familia tenga los tres tiempos de comida en su hogar. En sus cuatro años como vendedora ambulante, Azucena ha tenido que recurrir a medidas drásticas para adaptarse a las alzas y seguir llevando alimentos a su mesa.
La comerciante relató que, anteriormente, el «lujo» de comprar carne era algo que su familia podía permitirse entre dos o tres veces por semana, y hasta variar entre diferentes tipos de res. «Desde que en las pulperías la libra de carne subió a 150 córdobas, sólo la podemos comer una vez a la semana, o sea, cuatro veces al mes, porque ya no nos alcanza», dice.
«Las libras de pollo ya no están trayendo mucha carne. Hay que comprar dos libras de pechuga, que es la que trae más, y en las pulperías eso cuesta 130 córdobas», comentó Azucena con preocupación. «El queso anda por 120 córdoba, o sea que el queso también lo vamos a comprar ‘por allá’. Ya casi no va quedando algo que sea barato para acompañar el arroz y los frijoles», comenta con evidente resignación.
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Y cada día, la situación para Azucena y su familia se vuelve más asfixiante, porque sus ingresos no suben, pero la carestía de los productos de consumo es imparable. La canasta básica, cuesta en este momento 19,331, según el reporte oficial al mes de septiembre, del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE), es decir, los ingresos de Azucena a penas le permiten cubrir entre el 62% (cuando gana 400 córdobas diario) y el 86% (si se gana 500 al día) de la cesta familiar.
Otros asalariados, incluso las que tienen un trabajo fijo y están en la «economía formal» o son empleados inscritos en Seguro Social, la ven más difícil, tomando en cuenta que sus salarios se rigen por la tabla del salario mínimo aprobada por el Ministerio del Trabajo.
Los empleados que tiene el salario mínimo más alto están en el sector de construcción, establecimientos financieros y seguros, y su paga mínima ronda los 11,628.95 córdobas, es decir, estos, que mejor salario reciben, a penas cubren el 60% de la canasta básica; pero otros, que están en el sector agropecuario, tienen un salario de 5,196.34, es decir, estos trabajadores del campo y fincas productivas, a penas reciben mensualmente el 26,88% del costo de la cesta familiar.
Y la carestía se muestra imparable a lo largo de los años. Tomando en consideración los precios de la canasta básica en el último año, según los mismos reportes oficiales del INIDE, entre septiembre de 2022 y el mismo mes de 2023, los productos incluidos en la cesta familiar tuvieron un aumento de 1,349.96 córdobas, pasando de 17,981.47 a 19, 331.43.
Hasta septiembre de 2023, un hogar necesitaba 13,708.41 córdobas solo para comprar alimentos y bebidas sin alcohol, es decir más del 90 por ciento del salario promedio de los asegurados al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), que es 14,196.5 córdobas.
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Para cubrir los gastos relacionados con productos de uso del hogar se necesitaban 3,585.10 córdobas, según las cifras oficiales presentadas en el último informe del INIDE. Este dato también incluye los servicios básicos y el pago de alquiler.
Los precios de las prendas de ropa igualmente han subido, aunque no tanto como el precio de los alimentos. En el mismo informe del INIDE, se indicó que una familia necesitaba 2,037.92 córdobas para vestirse, un poco más que el año pasado cuando se requerían 1,908.57 córdobas y 1,784.16 córdobas en el 2021.
Mientras hace números para ajustar a comprar la comida, Azucena espera que diciembre sea un buen mes para sus ventas, aunque también está resignada a que los precios de la comida más bien van a aumentar. «Por las festividades, los precios se disparan», asegura con certeza. «Se dispara el tomate, la cebolla, la chiltoma… Donde uno la busque está caro. Lo más cómodo que se puede hacer para un almuerzo es una bolsa de ‘conchitas’ (espaguetis) que vale 20 pesos, con una crema de 25 córdobas, sólo en esas dos cosas se hacen 45 córdobas. Son 300 córdobas diarios solo en alimentos, eso sin incluir el jabón, el detergente, el cloro y todo lo demás de la canasta básica, o sea que está inalcanzable», concluyó la mujer mientras retoma su camino para seguir su venta.