La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, informó que su régimen junto al Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred), el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) y la Fuerza Naval se encuentran preparándose para recibir a la tormenta tropical Pilar, que avanza desde el océano pacífico y amenaza la zona costera del país.
Murillo destacó la «preparación» que tiene su administración para este tipo de fenómenos naturales y que ante la llegada del ciclón, las autoridades correspondientes permanecen en reuniones para prevenir y proteger a los ciudadanos de este tipo de desastres.
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La institución meteorológica mantiene la alerta para la no salida de las embarcaciones del litoral pacífico.
Por su parte, el Sistema Nacional de Atención, Prevención y Mitigación de Desastres (SINAPRED) indicó que aunque se espera que el fenómeno natural realice un giro y retome su ruta hacia el centro del océano pacífico, se están preparando para los posibles impactos. Según la entidad, los municipios de Chinandega y León podrían ser las áreas más afectadas por la tormenta tropical Pilar.
Tras la reciente embestida en contra de funcionarios de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), opositores y defensores de derechos humanos afirman que esta «cacería» continuará contra todo trabajador del Estado que sea un «peligro» para los intereses de la dictadura Ortega y Murillo.
El analista político y exdiputado Eliseo Núñez explicó a Artículo 66 que lo que «realmente» ocurre en la CSJ es una sucesión de poder, lo que significan que «están saliendo los que eran leales a —Daniel— Ortega y están entrando todos los que son leales a —Rosario— Murillo».
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Sin embargo aclaró que esta «limpieza» en el Poder Judicial no significa un pleito entre los mandatarios nicaragüenses, «sino que significa que ahora el control lo tiene Rosario Murillo; y esto implica que gente como Alba Luz Ramos o Yadira —Centeno— tengan que irse y lo están justificando en como que cometieron actos de corrupción».
Subrayó, además, que los supuestos delitos por corrupción que les imputan a los funcionarios despedidos, están diseñados por la dictadura orteguista, «porque este tema del Sistema Judicial con sentencias amarradas para fines recaudatorios del partido no viene ni si quiera del 2007, sino desde mucho más antes y es un sistema de corrupción que ha sido administrado por Ortega».
Mientras que el abogado y exfuncionario del Poder Judicial Yader Morazán recordó que después de haber encarcelado y desterrados a asistentes de Alba Luz Ramos, la dictadura inició una casería con la orientación de bajar toda la estructura de poder y funcional que existía bajo su dependencia.
Afirmó que todo hace indicar que las resientes barridas en ese Poder Judicial se debe a un cambio, «en el que Rosario Murillo pone a fichas afines a ella, siendo una sucesión de poder, en el que Ortega, de manera consentida y pasiva, le otorga el control de las comunicaciones del personal a Horacio Rocha quien lleva a cabo las redadas, dejándolos sin salarios, sin vacaciones, sin el pago del aguinaldo, sin indemnización por antigüedad».
El índice de Estado de Derecho en 2023 refleja que Nicaragua ha bajado cuatro peldaños a nivel global, posicionándose en el puesto 137 de 142 países, de acuerdo con un informe de World Justice Project (WJP). El estudio revela que en el país centroamericano se sigue debilitando el límite del poder gubernamental, los derechos fundamentales, se fortalece la corrupción, y se reduce el espacio cívico y la administración de la justicia y su cumplimiento.
«Esta es la sexta edición consecutiva del Índice que marca el declive mundial del Estado de derecho. Sólo este año, el Estado de Derecho ha disminuido en el 59% de los países analizados, incluido Nicaragua», indica el orgnismo internacional.
En un mapamundi que muestra los países evaluados, Nicaragua se sitúa en el lugar 137 con la tercera puntuación más baja de la región (0.35), en rojo. Su desempeño empeoró desde 2015 y desde entonces; el Estado de Derecho se ha venido debilitando y la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha consolidado su poder.