El pasado 19 de octubre de 2023, el régimen de Ortega, mediante una supuesta negociación con el Vaticano, liberó a 12 sacerdotes que fueron enviados a la Santa Sede. Sin embargo, aunque los familiares y feligreses se alegraron ante la noticia de que ya no permanecerían más tiempo en las cárceles, al día de hoy no se conoce más información sobre ellos.
Con las informaciones que maneja sobre el sistema penitenciario del país, la abogada e investigadora Martha Patricia Molina consideró que es muy probable que los doce sacerdotes hayan sido víctimas de maltrato y necesiten tiempo para recuperarse. Para confirmar su teoría, usó como ejemplo otro caso que siguió, cuando el pasado 9 de febrero el régimen excarceló y deportó 222 presos políticos a Washington, Estados Unidos, un traslado al que el obispo Rolando Álvarez se negó. Una vez en el exilio, los sacerdotes que formaban parte del grupo revelaron que «desde que los detuvieron en la Curia episcopal de Matagalpa hasta que llegaron a la cárcel cerca de Managua, los desplazaron durante dos horas en un furgón arrodillados, en ropa interior, con las manos puestas en la cabeza y esposados» contó Molina al medio de comunicación Alfa y Omega.
«Aún están aterrizando psicológicamente», reveló un funcionario al mismo medio, que prefirió mantenerse en el anonimato. Es una hipótesis que suscribe la abogada, exiliada en Estados Unidos desde julio de 2021 por investigar las violaciones de Derechos Humanos en su tierra. «Estar preso en las cárceles de mi país no es fácil, allí se practican más de 40 mecanismos de tortura, tratos inhumanos y degradantes», reveló.
La abogada denuncia que «en las cárceles de Nicaragua se viola y arrancan las uñas a los presos políticos». Pero afirmó que, gracias a la presión interna y externa, los sacerdotes ahora exiliados en Roma pueden haberse librado de este tipo de abusos. «Como hubo muchas protestas cuando empezamos a documentar las torturas físicas, la dictadura comenzó a realizar otras que no fueran visibles y se dedicaron más a las torturas psicológicas», enfantizó. Molina aseguró que probablemente hayan sido víctimas de otras prácticas, como cuando «los dejan sin comer o con comida podrida y medicinas para que estén mal del estómago y tengan necesidad de ir al baño a cada momento».
El obispo sigue encarcelado
Mientras los doce sacerdotes nicaragüenses se continúan recuperando en algún lugar de Roma, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, sigue en prisión acusado de traición a la patria. Previamente estaba en arresto domiciliario, pero ingresó en la cárcel tras su negativa a exiliarse junto a otros 222 presos políticos que en febrero volaron a Washington. «Al no exiliarse, no se somete al poder humano, que es el capricho de la dictadura Ortega-Murillo», consideró Molina. Sostuvo que, al permanecer en su país, el obispo «está dando testimonio del poder del Evangelio, que únicamente dice que hay que amar al prójimo, y lo demuestra viviendo un martirio en la prisión».
La abogada dice conocer bien al obispo Rolando Álvarez, porque «estuvo mucho tiempo en una parroquia al lado de mi comunidad». «Es un pastor muy cercano con su pueblo y no quiere estar en libertad mientras sus fieles y su clero están sufriendo», opina. «Prefiere el martirio junto a su gente que el exilio», añade.
La abogada señaló que de los doce sacerdotes deportados a Roma, siete vienen de Matagalpa y Estelí, las diócesis dependientes de Álvarez. «Todo el clero allí está muy perseguido». Denunció que la última vez que se vio a su obispo fue el 25 de marzo, cuando una cadena oficialista organizó una visita de sus familiares a prisión con cámaras para demostrar que se encontraba en buenas condiciones.
667 ataques ha sufrido la Iglesia católica de Nicaragua, entre abril de 2018 y agosto de 2023, según detalla la IV entrega del informe ¿Una Iglesia Perseguida?, presentado el miércoles, cuatro de octubre, elaborado por la abogada Martha Patricia Molina.