El obispo auxiliar de Managua en el exilio, monseñor Silvio José Báez, fue particularmente directo y desafiante contra la dictadura de Nicaragua en su sermón de este domingo, 22 de octubre, al instar al pueblo de Nicaragua a que no acepten la voluntad de los tiranos Daniel Ortega y Rosario Murillo y que tampoco normalicen la cárcel y el destierro que los dictadores imponen contra opositores y religiosos. El jerarca llamó a que no le teman al matrimonio en el poder porque «no son dioses invencibles».
El líder religioso que oficia cada domingo desde la Iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos, donde vive su exilio, aprovechó la lectura de este día referida al evangelio de Mateo, en donde se relata la respuesta de Jesús dada a un grupo de fariseos que intentaban provocarlo y le preguntaron sobre el pago de tributos, a lo que Jesús contestó: «Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios», (Mt 22,21)
Basado en esa enseñanza de Jesús, el obispo Báez refirió que la frase ha sido mal interpretada y usada con frecuencia para establecer una total separación entre lo político y lo religioso. «Muchos la usan para descalificar cualquier interpelación o crítica que se hace desde la fe a la política y para deslegitimar la voz de la Iglesia en cuestiones sociales», señaló el Obispo.
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Sin embargo, según el religioso, lo que Jesús enseña es que «ningún poder político, ningún César de este mundo, puede pretender ser dios y señor del ser humano».
Agregó que la frase de Jesús no quiere decir que, por un lado, la política se ocupa de la organización social, la justicia, la economía, las políticas fiscales y las decisiones públicas y, por otro lado, la religión debe dedicarse exclusivamente a la vida íntima de las personas, al culto y a la relación individual de cada uno con Dios.
«Dios y el César no se reparten entre sí la obediencia y la sumisión de los seres humanos. Jesús no imagina a Dios y al César como dos poderes que están al mismo nivel y que se reparten la obediencia de las personas», resaltó el religioso.
En su prédica, Báez insistió en que «ningún César de este mundo, ni los faraones del pasado, ni los dictadores de hoy, pueden exigir lo que solo pertenece a Dios» y dejo en claro que la Iglesia no solo tiene el deber sino también tiene el derechos de tener una vos en la vida social.
No tolerar a los dictadores
El obispo auxiliar de Managua predicó que no se debe tolerar que nadie se haga dueño de la conciencia de las personas ni que les arrebate su libertad. «Nadie puede imponerles a los pueblos en modo despótico su voluntad, ni someterlos con violencia para perpetuarse en el poder, gozar de privilegios absurdos y enriquecerse sin medida», declaró.
Asimismo, el religioso advirtió que «si permitimos que nos arrebaten la dignidad, controlen nuestra conciencia y anulen nuestra libertad, no solo nos estaríamos resignando pasivamente a una dominación humillante, sino que estaríamos contradiciendo lo que nos enseña hoy Jesús: solo a Dios hay que dar lo que es de Dios. Ningún César es Dios, ningún tirano es divino».
En su homilía, monseñor Báez exhortó a los cristianos a no cansarse de exigir respeto a todas las libertades ciudadanas. «No dejemos de denunciar los atropellos de quienes se presentan como pequeños dioses y arrebatan la libertad a sus pueblos. No son dioses, ni poderes invencibles», destacó.
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El religioso católico exiliado en Estados Unidos tras ser amenazado de muerte en Nicaragua por fanáticos de la dictadura remarcó que las palabras de Jesús de este domingo son una invitación a recuperar la dignidad y la libertad humana que solo Dios puede regalar.
Asimismo, recordó que los seres humanos no pertenecen a ningún poderoso, ni los pueblos pueden resignarse a vivir doblegados ante ningún poder opresor e inhumano. «Demos a Dios lo que es de Dios. Cultivemos en nuestro corazón una santa rebeldía interior para solo adorar y servir a Dios», dijo el obispo, en tiempos en que los dictadores Ortega y Murillo promueven una apabullante cultura la personalidad en todas las esferas de la sociedad nicaragüense, incluso en las escuelas adoctrinando a los niños y enseñándoles a adorar a los tiranos.
«Demos a Dios lo que es de Dios para iluminar e interpretar la historia con la luz que nos viene de Él. Demos a Dios lo que es de Dios para pedirle la fuerza y la sabiduría que nos permita construir sociedades justas y libres. Demos a Dios lo que es de Dios para hacer en todo su voluntad y ser capaces de responder con coherencia evangélica a los retos de cada día», dijo el líder católico.
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Finalmente, el jerarca de la Iglesia nicaragüense recomendó que en un sistema legítimamente constituido, los cristianos deben vivir como ciudadanos honestos y responsables, cumpliendo con los deberes sociales y políticos, pagando los impuestos y colaborando al bien común de la sociedad, «sin embargo, cuando un régimen destruye el estado de derecho, se coloca por encima de la ley, atropella los derechos humanos, manipula la justicia y reprime con violencia, no podemos quedarnos pasivos y resignados».
«No aceptemos como ley la voluntad de un tirano, no nos resignemos a ver como normal la cárcel o el destierro que los dictadores imponen a quien piensa, habla y actúa con libertad, no dejemos que el miedo nos haga pensar que los dictadores endiosados son invencibles», recalcó.
La dictadura Ortega-Murillo ha usado como arma contra los opositores y religiosos el pan y el destierro. Desde fines de este año hasta la fecha ha desterrado a más de 300 nicaragüenses, contando a 12 sacerdotes desterrados la semana pasada a Roma, y mantiene en la cárcel a más de 70 reos de conciencia, incluyendo al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien se ha negado a ser desterrado.