El sorpresivo anuncio hecho este miércoles por la dictadura Ortega-Murillo de la excarcelación y destierro hacia Roma de 12 sacerdotes presos políticos, puso en evidencia dos aspectos contra los que el régimen de Nicaragua no ha logrado imponerse: que no las tiene todas ganadas en su guerra de odio contra la Iglesia Católica y que el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, les está dando a los dictadores una muestra de dignidad y patriotismo al preferir la cárcel antes que el destierro.
La dictadura de Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo, anunció, la noche del miércoles 18 de octubre, el excarcelamiento y destierro de 12 sacerdotes que mantenía en las cárceles, producto de una «fructíferas conversaciones con la Santa Sede». En la lista no se incluyó al obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor, Rolando Álvarez, quien lleva ya más de un año encerrado y ya en dos ocasiones anteriores rechazó el destierro.
Ejemplo de fe cristiana dignidad y patriotismo
Para la abogada Marta Molina, que se ha dedicado a documentar los ataques contra la Iglesia perpetrados por la dictadura, monseñor Rolando Álvarez «sigue aferrado a sus principios y a su pueblo» dando un ejemplo de humildad ante todo, de fe cristiana, dignidad y patriotismo, sin embargo, cree que el religioso está en grave peligro y se debe hacer algo para ponerlo a salvo.
Molina asegura que tiene información proveniente de empleados del Estado que los dictadores Ortega y Murillo podrían atentar contra la vida del obispo matagalpino y luego encubrir el magnicidio a través del Instituto de Medicina Legal para decir que fue una muerte natural.
Ante tal peligro, la investigadora le pide al papa Francisco que le ordene al obispo Álvarez que salga de Nicaragua, pues si el papa se lo ordena deberá obedecer tal como lo establece el Código Canónico que, en el canon 273 ordena que «los clérigos tienen especial obligación de mostrar respeto y obediencia al Sumo Pontífice y a su Ordinario propio».
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Monseño Rolando Álvarez fue apresado por la Policía al servicio de la dictadura el 19 de agosto de 2022 y tras interrogatorios y una campaña de desprestigio contra el pastor católico y la Iglesia, fue dejado en arresto domiciliario e incomunicado. 6 meses después, en febrero de este año, el régimen de los Ortega-Murilo excarceló a 222 reos de conciencia y entre ellos intentó incluir al obispo Álvarez pero no pudo. El religioso se negó a subirse al avión.
En venganza ante tal muestra de dignidad, la dictadura le realizó un juicio exprés, y lo condenó a más de 26 años de cárcel por varios delitos, todos falsos, todos de carácter políticos. En julio de este año la dictadura intentó deshacerse de monseñor Álvarez nuevamente, pues su encarcelamiento arbitrario ha sido motivo de una gran presión internacional pero tampoco lo logró. El prelado se niega a ser desterrado.
Este 18 de octubre, todo indica que los Ortega-Murillo no pudieron nuevamente doblegar al obispo. Aunque no se conoce oficialmente si monseñor Álvarez también fue incluido en la propuesta de excarcelamiento, de haber ocurrido, y al no aparecer en el grupo desterrado a Roma, analistas consideran que se debe a que el religioso nuevamente se negó a aceptar la expulsión injusta de su país.
Pedirán al papa que lo nombre cardenal para protegerlo
La Fundación por la Libertad de Nicaragua y la Campaña Internacional por la Libertad Religiosa expresaron este jueves «su profunda alegría por la liberación de los pastores injustamente detenidos». Sin embargo, reafirmaron la demanda por la libertad para el obispo Rolando Álvarez y todos los presos políticos que permanecen en las cárceles de la dictadura.
El presidente de la Fundación Libertad, el exreo político Félix Maradiaga señaló que el 18 de octubre, en Varsovia, Polonia, se reunió con abogados católicos internacionales para solicitar consejos sobre el camino a seguir en la demanda de libertad para el obispo matagalpino.
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Entre las recomendaciones que los expertos ofrecieron destacan que pidan al Papa Francisco «considerar el nombramiento de monseñor Rolando Álvarez como cardenal, lo que podría proporcionar una medida de protección, de acuerdo con el derecho canónico de la Iglesia Católica».
Asimismo, Maradiaga explicó que mantienen la campaña que busca obtener el apoyo del representante de la Santa Sede en la Asamblea General de las Naciones Unidas para invocar la «Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados» de 1969, que rige la formación, interpretación y terminación de tratados entre estados.