La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en medio de la guerra abierta que mantiene contra la Iglesia católica, ha arreciado la persecución religiosa, imponiendo una nueva modalidad de represión: «ahora no solo persiguen, vigila, amenaza y encarcela sacerdotes, sino también a feligreses católicos y evangélicos», denunció este miércoles el Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (Calidh).
A través de un pronunciamiento divulgado en redes sociales, CALIDH denuncia que la dictadura Ortega-Murillo, con sus ataques a la libertad religiosa, busca doblegar moralmente a los nicaragüenses, imponiendo el terror incluso dentro de las iglesias.
«CALIDH sostiene que en la persecución religiosa ejecutada por la tiranía «no sólo los ministros católicos están bajo ataque, ahora los pastores evangélicos son parte de esta persecución».
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La organización defensora de derechos humanos, basada en Buenos Aires, Argentina, manifiesta preocupación por cómo esos ataques se convierten en «interferencias abusivas contra la libertad religiosa, se están dirigiendo contra los miembros de iglesias evangélicas».
«El régimen se muestra infinito en el terrorismo de Estado. El miedo que impone sobre los nicaragüenses que están ligados a comunidades (religiosas), parroquias o templos persigue doblegarlos moralmente, de una forma profunda», señala CALIDH.
Asimismo denuncian que la dictadura de Nicaragua «no quiere ninguna expresión organizada ni siquiera en los templos, que posiblemente es el último lugar donde se puede, sin decirlo, manifestar el dolor y la frustración por la maldad indescriptible de Daniel Ortega y Rosario Murillo».
Persecución contra evangélicos
El director ejecutivo de CALIDH, Danny Ramírez, dijo a Artículo 66 que la dictadura ha «mutado» la persecución contra la fe pues ahora también persigue a las iglesias protestantes.
«El régimen tiene temor que estas reuniones religiosas se conviertan en supuestas conspiraciones para organizar nuevas explosiones sociales. Por eso es que ahora están dirigiéndose no solo contra sacerdotes y pastores sino también en contra de los feligreses. No me asustaría que pronto prohíban las misas y los cultos», advirtió Ramírez.
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El defensor informó que CALIDH ha recibido denuncias, en este año, por parte de evangélicos sobre hostigamientos de los CPC en las comunidades y en los barrios, lo que ha obligado al exilio a líderes de iglesias protestantes.
«Yo quiero insistir en que la persecución religiosa se está agravando en Nicaragua, señaló el director ejecutivo de CALIDH, y recordó que en 1986 el Gobierno sandinista en su primera etapa ratificó el convenio de imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, «entonces el régimen va a rendir cuentas, tarde o temprano».