Luego que el jefe del Ejército de Nicaragua, general Julio César Avilés, aprovechara su discurso por el 44 aniversario de la institución castrense para atacar al periodismo independiente; mujeres y hombres de prensa, así como opositores, afirman que esta nueva arremetida se debe a la sumisión de la institución militar a los dictadores Ortega y Murillo.
Durante su extendida presencia en el pódium, el jefe militar afirmó que los periodistas son «vividores y mercenarios de la información», acusándolos, además, de hacer «campañas de mentiras y calumnias» para que el Ejército reaccionara.
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Ante esto, la periodista Lucía Pineda Ubau, directora del medio de comunicación 100% Noticias dijo a Artículo 66 que los ataques a la prensa independiente exiliada son totalmente infundados.
Hizo hincapié en que Avilés «terminó de quitarse la máscara y utilizó el mismo estilo de Rosario Murillo, quien ataca de forma permanente a medios de comunicación».
En cuanto a los señalamientos que hizo el general referente a la sanciones impuestas, Pineda recordó que estas han sido de carácter individual, y solo cuatro generales de la cúpula han sido sancionados, «no a la institución, así que miente».
Discurso de Avilés es «una copia» de los ataques de Murillo
Por su parte, la periodista Jennifer Ortiz, directora del medio digital Nicaragua Investiga, consideró que el ataque «iracundo y grotesco» de Avilés marca una «línea de radicalización del Ejército».
«Si bien es cierto —el Ejército— ya había demostrado una total sumisión al régimen y habían avalado crímenes de lesa humanidad, pero al menos trataba de mantener cierto lenguaje para aparentar algo de neutralidad e institucionalidad, pero ahora se han lanzado completamente por la borda», refirió Ortiz.
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Asimismo indicó que el discurso del jefe del Ejército de Nicaragua está «muy en sintonía con el discurso de —la Vicedictadora— Rosario Murillo, y considero que esto parece una posesión de la señora hacia este, su subalterno, que es Avilés».
«Avilés repite este discurso de odio, muy al estilo de Rosario Murillo, porque sabe que está con el agua hasta el cuello; no hay forma de que en un futuro y en un escenario de relativa democracia, se lleve acabo un proceso de justicia y él y muchos de sus altos mandos no salgan implicados en estos crímenes de lesa humanidad que se han cometido», recalcó la periodista.
A la vez no descartó que el discurso de Avilés sea el escenario de peor etapa de represión para la prensa independiente, porque considera que el Ejército es capaz de hacer daño «con todo su aparataje de espionaje y de persecución».
Arturo McFields: «Amenaza a los medios debe ser denunciada»
Citando una novela del escritor Gabriel García Márquez, el periodista y exembajador ante la OEA, Arturo McFields, expresó que «el general sí tiene quién le escriba», ya que asegura que el discurso de odio fue diseñado y remitido «desde el Carmen, hasta la jefatura del Ejército».
«Se nota el lenguaje corporal de Avilés, estaba nervioso, sudoroso y su constante mirar hacia abajo, tratando de encontrar los papeles y decir las cosas en el tono correcto», analizó McFields.
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También calificó el discurso del Avilés como «venenoso, pero que también queda para la historia (…) porque fue el día que el Ejército no solamente insultó a los medios de comunicación, sino que los amenazó y esto es preocupante porque dice que con el Ejército no se juega, y esa parte debe de ser tomada en cuenta y denunciada ante organismos correspondientes».
«El Ejército ha sido clave para sostener a la dictadura»
Otro en reaccionar al ataque del jefe del Ejército de Nicaragua fue el opositor e integrante de Unamos, Luis Blandón, quien remarcó que para nadie es un secreto que la institución militar «ha sido clave para sostener a la dictadura de los Ortega y Murillo».
«El Ejército de Nicaragua le tiene mayor lealtad a la familia dictatorial que a la Constitución Política que debería obedecer y por eso están en constante campaña en contra de los medios de comunicación quienes han dado a conocer la complicidad que ha tenido en los últimos años», insistió.
Julio César Avilés es el único jefe militar en Centroamérica que lleva 13 años atornillado en el cargo del Ejército, señalado de ser cómplice de la represión con armas de guerra en 2018, que según organismos de derechos humanos cobró la vida de más de 300 opositores, crímenes que aún siguen en la impunidad.