El jefe del Ejército de Nicaragua, el orteguista Julio César Avilés, aprovechó el acto de celebración por el 44 aniversario de fundación de las fuerzas castrenses para expresar su «lealtad, firmeza y cohesión» con los tiranos Daniel Ortega y Rosario Murillo y para lanzarse con todo, en insultos, calumnias y amenazas, contra el periodismo independiente.
Con evidente actitud revanchista y en tono incendiario, el jefe militar llamó «vividores y mercenarios de la información» a los periodistas y, sin aportar ni una sola evidencia, dijo que los comunicadores son «asalariados de intereses extranjeros», sin atreverse a mencionar a quién es el que supuestamente paga, ni quienes son los periodistas que reciben esos «salarios».
En la parte final de su intervención, evidentemente furioso, Avilés, quien no paraba de sudar, cargó con amenazas y acusó a los comunicadores de haber pretendido, desde el 2018, darle un golpe de Estado al «gobierno legítimamente constituido», con lo que se suma al discurso propagandista de la dictadura Ortega-Murillo, quien ha hecho acusaciones de ese tipo para tratar de ganar credibilidad ante una comunidad internacional cada día más distante y quien ha acusado al régimen sandinista de ejecutar crímenes de lesa humanidad, y del propio Ejército de ser un órgano cómplice.
«Con firmeza y determinación rechazamos las campañas de mentiras, calumnias, agresiones y ataques que vividores y los mercenarios de la información hacen en contra de nuestra institución. A estos vividores y mercenarios de la información, financiados por intereses extranjeros, les decimos que sus mentiras y caluminas jamás nos van a descohesionar, jamás nos van a dividir, y que jamás confundirán a nuestro pueblo», dijo Avilés en el momento en que empezaba a descomponerse y a elevar el tono.
Golpe de Estado: «¡Jamás lo haremos!»
En un intento de reafirmar su lealtad a los dos tiranos que lo observaban y aplaudían, Avilés se lanzó a acusar a los periodistas de pedir sanciones (ante Estados Unidos) y de haber pretendido impulsar un «golpe de Estado» contra el «gobierno legítimamente constituido» y advirtió que las fuerzas armadas bajo su control «¡Jamás lo haremos!».
«Estos vividores y mercenarios de la información, constantemente claman por más agresiones, las mal llamadas sanciones, en contra de la patria y nuestra institución. Según ellos, piden más agresiones contra la institución para que reaccionemos. ¿Reaccionemos a qué? ¿A darle un golpe de estado al gobierno legítimamente constituido, como han pretendido desde el 2018? Ante esas pretensiones nuestra respuesta es firme y clara. ¡Jamás lo haremos¡ Jamás lo haremos, jamás lo haremos, porque somos patriotas y jamás lo haremos porque no somos golpistas, así lo hemos demostrado a lo largo de nuestra historia», dijo ya emocionado y casi con la voz quebrada.
Igual que dice Murillo, Avilés llama «vendepatria» a los comunicadores
Siguiendo con sus insultos, el jefe militar insistió en atizar los ánimos de sus soldados y llamarlos a la «lealtad» en defensa de la dictadura, a quien ellos custodian mientras asesinan a nicaragüenses. «Nos mantendremos leales, firmes y cohesionados, defendiendo esta institución que por mandato constitucional es la llamada a defender la independencia y la integridad de la patria. Estos vividores y mercenarios de la comunicación, que a diario nos atacan, son asalariados de intereses extranjeros y todo lo que hacen no es en beneficio de la patria. Todo lo que hacen es para venderla, mancillarla y destruirla, como lo han hecho las lacras de la patria a lo largo de la historia», fustigó.
Finalmente, Avilés, quien igual que Ortega se ha enquistado en la jefatura del Ejército, cerró su agrio discurso amenazando a los periodistas y parafraseando a su jefa Rosario Murillo.
«A estos vividores y mercenarios les decimos: con la patria, con la sangre de nuestros caídos, con el dolor las madres que perdieron a sus hijos, con nuestros lisiados, con nuestros hermanos retirados y desmovilizados del Servicio Militar Patriótico y con la dignidad y el honor del Ejército de Nicaragua, ¡no se juega!», gritó amenazante el jefe de la institución que se ha quedado en el cargo por los últimos tres periodos, acuerpado por el régimen continuista y dinástico.
«Sepan que en el país se conoce cómo los financiaban y los siguen financiando para cumplirle como eficientes mercenarios a quienes les pagan. En vez de sus calumnias y mentiras, mejor infórmenle con claridad a nuestro pueblo sobre los millones y millones recibidos para desestabilizar al país y cuánto de esos millones los usaron para ese fin y cuánto de esos millones se dejaron para ustedes», arengó Avilés, otra vez y sin aportar ni una sola prueba.
A lo largo de los cinco minutos que el jefe militar usó para insultar a los periodistas, se refirió en cuatro ocasiones con la frase «mentiras y calumnias», cinco veces pronunció el término «vividores» y seis veces la palabra «mercenarios», mientras la expresión «intereses extranjeros» fue repetida en dos ocasiones.
Esa estrategia semántica, que evidentemente busca posicionar una idea ante las bases sandinistas contra los comunicadores que el régimen ataca incesantemente, la contrapuso con el llamado a la «lealtad, firmeza y cohesión», que pronunció en tres ocasiones, en un evidente intento por convencer a sus soldados y jefes intermedios que esa es la postura para sostener al tirano que les ha permitido extender sus negocios e interés a punta de dinero, ventajas e influencia en todo el Estado.
También repitió en cuatro ocasiones, y en un mismo renglón, la frase «¡Jamás lo haremos!», en referencia a un eventual alzamiento contra la dictadura, en otro evidente intento de confirmar su apego y sumisión al régimen.