Tras más de una semana de la consumación del robo a la Universidad Centroamericana (UCA) y la instalación de la oficialista Universidad Nacional Casimiro Sotelo, opositores y defensores de derechos humanos reiteran que esta acción fue «una movida de carácter político».
Para el exreo y desterrado político Max Jerez, la confiscación a esa casa de estudio persigue el objetivo de silenciar, tener mayor control y cerrar cualquier tipo de espacio independiente.
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«La universidad Centroamericana era una de las pocas casas de estudio superior que hasta la actualidad tenía independencia y libertad de cátedra; además era un centro de pensamiento libre y crítico, lo que es incómodo para la dictadura sandinista en Nicaragua», subrayó el líder estudiantil.
En cuanto a los tropiezos que han tenido las autoridades académicas designadas de la nueva universidad, ubicada en las instalaciones de la UCA, Jerez indicó que «el dilema» en el que se encuentra el régimen Ortega y Murillo es la operatividad y el funcionamiento de la alma máter.
«Además de hacer cambio en la administración tienen que buscar cómo mantener el supuesto discurso de la educación gratuita, pero manteniendo los mismos estándares de operatividad (…) lo que es un gran problema para la dictadura porque tienen que hacerlo con recursos limitados, como son los públicos», remarcó.
Nuevas autoridades académicas hacen el ridículo
Por su parte, la opositora y defensora de derechos humanos Ana Quirós expresó que los principales problemas que están enfrentando las autoridades de la nueva universidad sandinista es que «no cuentan con docentes, no saben con cuántos estudiantes tienen y no tienen los pénsum de las carreras».
«No tienen ninguna información para poder iniciar las clases, entonces van a llegar a hacer el ridículo al decir que van a empezar las clases pero no saben si van a llegar gente», agregó.
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Asimismo, manifestó que si bien es cierto, la inventada Casimiro Sotelo tiene personal administrativo y personal de apoyo, «pero están en la indefinición total y absoluta y ante una nebulosa total».
«No es solamente nombrar rector y vicerrectora (…) No tienen una idea clara ni siquiera con qué carreras estaba trabajando la UCA, cuáles son los posgrados que van a hacer en todos los niveles de estudios, así que no es simplemente llegar y adueñarse del espacio, porque que no tienen el saber ni el conocimiento para poder implementar lo que prometieron que iban a hacer», refirió.
Despidos e intervención en las diferentes cátedras
Otra en señalar las dificultades que enfrenta el régimen orteguista al no poder iniciar el segundo semestre de clases en la Universidad Casimiro Sotelo fue la abogada y opositora Alexa Zamora, quien aseveró que la transición que quiso hacer la dictadura no fue un proceso coordinado.
A la vez señaló que no es de extrañar que habrá una ola de despidos y un proceso de intervención en las diferentes cátedras. «Lo otro es que cuando hablan de que las clases son gratuitas y de precio simbólico es que van a subsidiar a la universidad con el 6 %», explicó.
Según la dictadura de Daniel Ortega, las clases correspondientes al segundo semestre en la extinta UCA iniciarán el 25 de septiembre, luego que anunciaron que sería el 28 de agosto, la excusa es porque están es «una revisión exhaustiva» para ver las condiciones de los estudiantes de escasos recursos.
El 16 de agosto, el régimen de Ortega hizo oficial el robo de la Universidad Centroamericana, y el 18 del mismo mes inauguró la Universidad Casimiro Sotelo, afirmando que la educación sería gratuita, sin embargo, en varias ocasiones han cambiado la promesa.