Los dictadores de Daniel Ortega y Rosario Murillo han dado la mayor evidencia de que están arrodillados ante Rusia y han subordinado por entero la política exterior de Nicaragua a los designios del Kremlin, así lo han demostrado con el reconocimiento como Gobierno a los militares golpistas que asaltaron el poder recientemente en Níger y tomaron como rehén al presidente de esa nación y a su familia, según analizan expertos consultados por Artículo 66.
El miércoles, 2 de agosto, Ortega y Murillo enviaron un mensaje de felicitación por «el día nacional de Níger» al general Abdourahamane Tchiani, el militar que encabezó un grupo de uniformados que el pasado 26 de julio asaltaron el poder en esa nación africana, tomaron como rehén al presidente constitucional, Mohamed Bazoum, y a su familia, a quienes aún mantienen encerrados en la casa presidencial.
Ese mensaje enviado por los Ortega-Murillo en el que además llaman «su excelencia» al general golpista, es un reconocimiento explícito al nuevo Gobierno de facto, y a la vez es una clara muestra de que los dictadores nicaragüenses han subordinado por entero su política exterior a las órdenes que emanan del Kremlin.
Para el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, el régimen de Nicaragua se plegó casi de inmediato a los golpistas de Níger porque tienen que dar una muestra de lealtad a sus aliados políticos, Rusia, que fue el primer estado en reconocer a los usurpadores y Burkina Faso, su recién anunciado nuevo socio político en África.
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Incluso, según el análisis de McFields, en el caso de Burkina Faso, que es gobernada por una junta militar que también llegó al poder producto de un golpe de estado, las implicancias de Ortega van más allá de un simple apoyo o alineamiento, pues ese país emitió una reacción violenta y amenazante: «quien interfiera en ese proceso (golpe de estado), nos declara la guerra a nosotros», dijeron representantes de Burkina Faso y ahora Ortega también se embarca en esa envalentonada reacción de su nuevo aliado político africano, que además es un protegido de Rusia.
«Nicaragua también tiene que plegarse (al reconocimiento de los golpistas nigerinos) porque existe una relación de protectorado o de jugar como una pieza de peones en el ajedrez de la política exterior de Rusia», afirmó el exdiplomático.
Ortega y Murillo integran una «internacional totalitaria»
En tanto, un exdiplomático nicaragüense, que por seguridad solicitó resguardar su identidad, destacó que, en primer lugar el reconocimiento a un golpe de estado, que rompe todo proceso constitucional, es una muestra más de que Ortega y Murillo «no creen en la democracia, no la respetan y no reconocen que la soberanía reside en el pueblo, quien la ejerce a través de elecciones como única forma válida para sustituir gobiernos».
El exdiplomático opina que los dictadores nicaragüenses reconocieron casi de inmediato a los golpistas de Níger por coincidencias políticas y porque «se han subordinado plenamente a los intereses de Putin sometiendo su política exterior a las orientaciones rusas».
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«Los Ortega-Murillo son parte de una internacional totalitaria comandada por los rusos y dan su beneplácito a cualquier gobierno que se comprometa con negar la validez del orden internacional, basado en el respeto de los derechos humanos, la democracia,y el estado de derecho», advirtió el exdiplomático.
Rusia e Irán quieren un bloque mundial de tiranías
En tanto, el abogado y exdiputado nicaragüense Eliseo Nuñez advierte que Rusia e Irán estarían tratando de armar un «bloque de dictadores» alrededor del mundo, con el fin de conseguir cierta cantidad de apoyo internacional, sin embargo, es contradictoria que lo hacen con naciones empobrecidas, precisamente por regímenes dictatoriales.
Recordó que esos países empobrecidos viven requiriendo de ayuda internacional que a la larga no se las va a poder dar Rusia que, según Nuñez, con la guerra en Ucrania ha demostrado que no es tan potencia como aparenta.