El dictador Daniel Ortega y su esposa, la vicedictadora Rosario Murillo, se apresuran a aplicar en Nicaragua la fórmula totalitaria y dinástica de Corea del Norte, considerado uno de los regímenes más «cerrados» y déspotas del mundo, y por ello ha emprendida una guerra total contra la sociedad civil, la prensa independiente, la iglesia católica y defensores de derechos humanos, analiza el exreo político y dirigente opositor Félix Maradiaga.
A propósito de las últimas cancelaciones de personalidad jurídica ejecutadas por el régimen Ortega-Murillo contra universalidades y ONG, Maradiaga sostiene que la dictadura en Nicaragua continúa reprimiendo a la sociedad civil porque apuesta, apresuradamente, a transformar a Nicaragua en una «versión tropicalizada de Corea del Norte».
Ortega quiere una Nicaragua igual a Corea del Norte
Maradiaga, explica que una «dictadura cerrada» desprecia las libertades individuales de su población y ese tipo de régimen, que es el que la dinastía Kim mantiene en Corea del Norte, es el que Ortega busca establecer en Nicaragua.
En Corea del Norte gobierna con mano de hierro el tirano Kim Jong-un, a quién Rosario Murillo ha llamado “hermano”. Es el tercer dictador de la dinastía Kim, fundada por su abuelo, Kim Il-sung, heredada a su padre, Kim Jong-il, quien a su vez se la traspasó a él.
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En este país, la dinastía Kim ha establecido un sistema político conocido como «juche», en el que el «líder supremo tiene un control absoluto». No existe la libertad de expresión, de asociación, de prensa, ni siquiera religiosa. Las opiniones contrarias al gobierno son reprimidas, incluso con fusilamiento. Además, la movilidad de los ciudadanos dentro y fuera del país es altamente regulada.
«Daniel Ortega, está siguiendo esos pasos. Ha ejercido control sobre los medios de comunicación, ha limitando la libertad de expresión. Restringido las libertades de asociación, cerrando más de 3,500 ONG, ha impedido toda forma de protesta, y ha utilizado fuerzas paramilitares y de Policía para reprimir», detalló el dirigente de la oposición.
Asimismo, refirió que en Corea del Norte, la libertad de religión está severamente restringida, al igual que en Nicaragua. «El régimen norcoreano está más avanzado en ese plan perverso que impone el culto al líder supremo, considerando cualquier tipo de religión como una amenaza potencial a su autoridad».
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En el caso de Nicaragua, señala el opositor, el objetivo es similar. «La dictadura desea que todas las iglesias organizadas hablen bien del régimen, donde se promueva la docilidad y aceptación del poder absoluto de los Ortega Murillo».
Otro aspecto que evidencia que los Ortega-Murillo pretenden convertir a Nicaragua en una Corea del Norte es el abrumador culto a la personalidad que han desarrollado.
Según las normas políticas orientadas por la propaganda coreana, para que ese estado sobreviva, debe ser gobernado únicamente por descendiente de la dinastía Kim hasta la eternidad.
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En Nicaragua, la propaganda ortega-murillista ha apuntado a que los jóvenes y su militancia «veneren» a Daniel Ortega, buscan hacer ver a la familia Ortega-Murillo como únicos capaces de gobernar el país y a los hijos del matrimonio dictatorial como los descendientes directos de Augusto C. Sandino, el patriota a quien han tomado como bandera de su «ideología».