Entre gritos, consignas y canciones revolucionarias, este pasado 1 de julio, decenas de militantes sandinista y trabajadores del Estado fueron obligados a caminar entre las principales calles de esta ciudad en apoyo a la dictadura y en conmemoración al 44 aniversario de El Repliegue Táctico a Masaya, al que Daniel Ortega y Rosario Murillo, no asisten desde hace cuatro años consecutivos.
Como un intento de recrear la histórica llegada de Ortega y Murillo a Monimbó antes de 2018, este sábado, la Alcaldía de Masaya montó un entarimado en el reconocido tiangue de Monimbó, «La Placita», para conmemorar un aniversario más de El Repliegue. En este acto, el nuevo comisionado de la Policía de esta ciudad, Orlando Castro Rayo, se estrenó en las calles en apoyo al régimen sandinista, junto a la alcaldesa, Janina Noguera.
El opositor exiliado, originario de Masaya, Cristian Fajardo, quien en 2018 se unió a las protestas antigubernamentales en contra de Ortega y Murillo, aseguró que Monimbó, el bastión de resistencia de las manifestaciones desde hace cinco años, se ha convertido en el pueblo que más «aborrece» a los dictadores por la saña con que estos dieron la orden de desmontar los tranques en junio de ese año, cuando la lista de asesinados incrementó a más de una treintena de nicaragüenses.
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«Él (Ortega) ha hecho sufrir a muchas familias de Masaya y de Monimbó; él no es querido en Masaya, mucho menos en Monimbó. Ortega es aborrecido al igual que su familia», manifestó Fajardo.
Ortega teme llegar a Masaya
Para este opositor, Ortega teme volver a Masaya y enfrentarse al pueblo aguerrido de Monimbó, en referencia a los cuatro años que el líder sandinista ha preferido quedarse en El Carmen, en Managua, mientras sus simpatizantes recorren sin sentidos, otras calles y ciudades en conmemoración a El Repliegue que se realizó hasta el pueblo indígena de Masaya el 27 de junio de 1979.
Según Fajardo, Ortega y Murillo reconocen con soberbia la resistencia de los masayas y creen en la posibilidad de una emboscada en su contra. El dirigente opositor rememoró al poeta nicaragüense Rigoberto López Pérez, y su valor revolucionario al inmolarse y dar muerte al tirano Anastasio Somoza García, el 21 de septiembre de 1956.
Ortega «sabe de que siempre hay resistencia aún a pesar de la inteligencia militar en Masaya. Aún con su Policía y el Ejército aterrorizando a Masaya, hay gente que resiste, y ellos (Ortega y Murillo) saben que puede pasar algo si llegan a la ciudad; saben que puede haber un Rigoberto que esté dispuesto a inmolarse por la libertad de Nicaragua, saben que hay gente valiente, sobre todo en Monimbó», destacó.
Centenares de trabajadores de las instituciones del estado fueron obligados a participar en las marchas sandinistas.
Fajardo, a quien el sandinismo lo despojó de sus bienes en Masaya, entre ellos un hotel de su propiedad que en 2018 fue incendiado por paramilitares, dijo que Ortega, se mantiene en el poder por las armas y la represión, provocando un gran descontento entre su militancia, muchos de ellos ahora en el exilio y desterrados.
«Antes de 2018, el régimen de Ortega tenía una simpatía un poco fuerte (pero) todo eso cambió porque muchos de los que él mandó a asesinar eran hijos de quienes combatieron contra Somoza, incluso, eran hijos de militantes que votaron por él para que ganara las elecciones en años anteriores», agregó.
Carretera a Masaya, desolada
En 2020, la dictadura organizó El Repliegue a Masaya en «modalidad virtual», debido a la cantidad de casos positivos y muertes por contagios del coronavirus en Nicaragua. En los años siguientes (2021 y 2022) el régimen ordenó realizar «caminatas» en conmemoración al evento histórico, pero él cumple cuatros años sin llegar a Monimbó.
Ante este escenario, Fajardo señaló que después de 2018, la carretera a Masaya cambió su ambiente de celebración al histórico Repliegue. Ilustró que a cada kilómetro las diferentes instituciones del Estado instalaban tarimas o escenarios con luces y música para saludar el recorrido de Ortega y Murillo hasta Monimbó.
«Recuerdo que eran hasta más de 30 escenarios, tarimas de diferentes instituciones, un derroche de dinero que ahora no lo tienen, que ahora tienen que invertir en represión. Esto que se está dando es una manifestación de que el régimen cada vez está más debilitado porque no tienen los seguidores de antes», añadió.
Este pasado 2 de julio, la dictadura sandinista organizó una caminata con su militancia desde El Tanque Rojo en el barrio capitalino el Reparto Shick, hasta el sector de Las Cuatro Esquinas en Esquipulas, para conmemorar El Repliegue a Masaya. La caminata estuvo armonizada por gritos y consignas en apoyo a Ortega y Murillo, quienes otro año no acompañaron a sus simpatizantes.
Las últimas veces que Ortega llegó a Masaya fue en 2018 y 2019. Durante el inicio de la crisis sociopolítica y luego de ordenar el levantamiento de tranques en Masaya. Los dictadores llegaron a esta ciudad rodeados de un fuerte despliegue paramilitar hasta entrar a la delegación policial de este departamento, donde un reducido grupo de funcionarios y allegados escucharon su discurso político.
Al año siguiente, Ortega decidió volver a Masaya a bordo de un autobús Mercedes Benz en el que llegó hasta la ciudad de Las Flores, a un campo deportivo, donde centenares de simpatizantes pudieron asistir. En ambas ocasiones, el dictador sandinista evitó entrar a Monimbó y desafiar al pueblo que lo esperaba con las puertas cerradas como una forma de rechazo a su llegada en esta ciudad.
«Posiblemente la caída del régimen está más cerca de lo que nosotros podemos imaginar», sentenció Fajardo.
Por: Voces Unidos.