El escritor nicaragüense William Alexander González Guevara presentará, el próximo 30 de mayo, en el Instituto Aragonés de la Juventud, en Zaragoza, España, su libro titulado «Me duele respirar».
La creación de González retrata el «dolor» generado a partir del estallido social de abril 2018, en Nicaragua, y la que le mereció el premio de poesía hispanoamericana.
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En el evento estará presente Lizeth Dávila, madre de Alvarito Conrado, uno de los primeros asesinados en las protestas sociales del 2018, y a quien el escritor le dedicó el poema «Me duele respirar», mismo tituló de la obra.
«El 30 de mayo va a ser un encuentro muy bonito, en el que la poesía tomará la palabra; vamos a compartir dolor, sensaciones anímicas; y compartiremos esas sensaciones nostálgicas que tanto caracterizan al libro», detalló el poeta.
30 de mayo: un dolor muy grande
En cuanto al Día de la Madre nicaragüense, fecha en que el país sufrió una de las mayores olas represivas por parte del régimen de Daniel Ortega, en 2018, William González dijo a Artículo 66 que ese día «implica un dolor muy grande que se va alargando al paso de los años».
Referente a las madres que perdieron a sus hijos en las protestas sociales en Nicaragua, el escritor resaltó la lucha de cada una ellas para que se haga justicia.
Subrayó, además, que esta fecha la vive de una forma muy dolorosa, y en el libro, según detalla, se puede notar cómo fueron marcadas las vidas de muchas madres, «como es el caso de Lizeth —Dávila— quien está en el exilio».
«El libro está allí para recordar que sigue la lucha contra la dictadura y sobre todo pedir justicia por todas esas almas inocentes que se perdieron», añadió González.
Lizeth Dávila: No hay nada que celebrar»
Por su parte, Lizeth Dávila recordó que esta fecha no la puede olvidar, porque un mes antes su hijo fue asesinado «por un francotirador, por órdenes de la pareja dictatorial que tenemos en Nicaragua».
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Aseveró que como madres no pueden olvidar «lo que le hicieron a nuestros hijos solo por pensar diferente y añorar una patria con justicia, democracia y libertad».
«Por eso es que los 30 de mayo no hay nada que celebrar porque ese día, en 2018, fue lleno de sangre, de luto, de dolor, con la masacre que hicieron —Ortega y Murillo— en la marcha, donde muchos nicaragüenses se unieron para acompañar a las madres que ya habíamos perdido a nuestros hijos en abril», agregó.
Dávila afirmó que todas las madres que perdieron a sus hijos no se cansarán de demandar justicia sin impunidad. «30 de mayo es un día de luto, una herida que todavía duele en Nicaragua, porque la pérdida de un hijo, y más en las condiciones en las que nosotras perdimos a nuestros hijos, es un dolor que lo llevaremos hasta el último día de nuestras vidas», concluyó.