El dictador Daniel Ortega oficializó este miércoles, 10 de mayo, el nombramiento de Milagros del Carmen Urbina Rocha como la nueva embajadora de Nicaragua en Colombia, quien era la ministra consejera en esa plaza diplomática desde el pasado 21 de diciembre de 2022.
La nueva embajadora orteguista y encargada de la diplomacia nicaragüense en el país sudamericano fue ministra consejera con funciones consulares de la embajada nicaragüense en España por siete años, de septiembre de 2016 hasta enero de este año. Urbina Rocha también fue encargada de negocios en la sede diplomática en Guatemala.
Milagros del Carmen Urbina Rocha fue promovida al cargo de embajadora mediante Acuerdo Presidencial 49-2023, publicado este miércoles en el diario oficial La Gaceta.
Noticia relacionada: Nicaragua obvia críticas de Colombia y nombra nuevo embajador en Bogotá
En el acuerdo, Daniel Ortega detalla que «surte sus efectos a partir de su publicación» para que la delegada orteguista ejerza el cargo de embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de Nicaragua en Colombia.

Milagros del Carmen Urbina Rocha, en su cuenta de Twitter, se define como una «diplomática sandinista rubeniana», en alusión al poeta Rubén Darío.
El pasado 21 de diciembre de 2022, el gobierno nicaragüense resolvió destituir a Gabriel Francisco Arce Mairena de su nombramiento como embajador de Managua ante la administración de Gustavo Petro.
Mairena tomó posesión de la embajada en Bogotá, cuando la sede diplomática estuvo sin embajador desde febrero hasta septiembre de 2022, a causa de roces diplomáticos entre la administración de Daniel Ortega e Iván Duque.
En febrero de 2022, Ortega destituyó a Yara Suhyén Pérez Calero, como representante de Nicaragua en Colombia, luego de que el régimen retirará las credenciales a Alfredo Rangel Suárez, embajador de Bogotá en Managua, acusándolo de «inmiscuirse ofensivamente en los asuntos internos de nuestro país».
Previamente, Colombia había ordenado a su embajador en Managua regresar al país luego de que el presidente Ortega asegurara que la nación sudamericana era un «narco-Estado», donde asesinan a diario a líderes sociales.