La deriva autoritaria del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha hundido a Nicaragua en el aislamiento internacional. Sus acciones dictatoriales y la comisión de crímenes de lesa humanidad obligaron a la comunidad internacional a imponer sanciones a funcionarios orteguistas y la retirada de programas de cooperación.
En diversos foros internacionales la mayoría de países democráticos del mundo han denunciado los abusos de derechos humanos del régimen sandinista, que no ha podido demostrar ni convencer con su historia de que todo fue un «golpe de Estado».
Ese argumento ha sido usado oficialmente por la dictadura cuando trata de defenderse para justificar la masacre de más de 350 nicaragüenses asesinados desde 2018. A raíz de ello, el régimen decidió abandonar la Organización de los Estados Americanos (OEA) en noviembre de 2021.
Noticia relacionada: Régimen de Nicaragua usa cercanía con Rusia como «escape» ante el aislamiento internacional
En su discurso trillado de «soberanía y no intervención» también decidió romper relaciones diplomáticas con varios países, ha perdido cooperación externa, ha retirado embajadores propios y expulsado los de otros países.
Se aleja de los gobiernos democráticos y se acerca a países comunistas donde gobiernan dictaduras como Irán, China, Rusia, Cuba, Venezuela y uno que otro estado lejano, corrupto y violento como el régimen sandinista.
Cerrazón a los llamados internacionales
El régimen ha estado aislado porque no ha cumplido nada de lo que se le ha pedido, afirma José Antonio Peraza, integrante del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). Añade que la OEA, la Asamblea General, el Consejo Permanente, Canadá, los países suramericanos y la Unión Europea han demandado hasta la saciedad que libere a los presos políticos, que devuelva las libertades, que haga una reforma electoral y empiece la transición política.
«Si además de eso le sumás los informes del GIEI (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes) primero, ahora del Consejo de DDHH de Naciones Unidas donde declaran que hubo comprobadas violaciones gravísimas a los derechos humanos, que hubo crímenes de lesa humanidad, que hay persecución, acoso, intolerancia, que controla todos los poderes del Estado que usa para reprimir y callar, entonces se debe revertir eso», dijo.
«Cuando se le reclaman cosas, lo único que dice es que él tiene derecho a la autodeterminación, a la independencia de Nicaragua, pero eso no convence a nadie, es una retórica vacía simplemente porque no quiere dar una apertura, porque esa apertura le puede costar el poder, pero ese tipo de cosas tendrán que ver cómo lo administran porque eso no va a cambiar. La visión del mundo no va a cambiar a las críticas y demandas que se le hacen todos los días», agregó.
No dejar de presionar a Ortega
Peraza manifestó que en la medida que haya más presión para Ortega las cosas van a empezar a cambiar. Indicó que él no comparte la idea de que a Ortega hay que soltarle la presión; sino que hay que buscar la negociación, pero en base a la presión.
«A Ortega si vos le soltás la presión no te concede completamente nada. La única manera de que te pueda conceder algo o darte la oportunidad de jugar políticamente a lo interno de Nicaragua con él, es a través de la presión y la amenaza; sino no vas a mover absolutamente nada. Estados Unidos y la Unión Europea pueden poner sanciones que lo pueden poner en jaque», explicó.
Aislamiento se profundizó en 2022
La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), en su informe «Nicaragua: Hechos y Figuras 2022 sobre la situación de los derechos humanos», señala que el aislamiento internacional del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se «profundizó» con la expulsión y declaración de personas no gratas de representantes diplomáticos, organizaciones internacionales humanitarias y organismos multilaterales, así como con la ruptura de relaciones con un Estado europeo.
Ortega ordenó la expulsión del nuncio apostólico, monseñor Waldemar Sommertag, embajador del Vaticano en Managua; de Bettina Muscheidt, embajadora de la Unión Europea y de jefe de la misión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
También retiró el beneplácito al nuevo embajador designado por Estados Unidos; rompió relaciones con la Organización de los Estados Americanos (OEA) y confiscó sus instalaciones en Managua; y también discontinuó sus relaciones bilaterales con Países Bajos.
La expulsión de los embajadores de diversos países o la no aceptación de los nominados, según el opositor, reflejan la «incomodidad» del régimen ante la crítica de los gobiernos democráticos que pujan porque Nicaragua sea una nación en libertad.
«Esto solo muestra el aislamiento ante la incapacidad de dar una respuesta, de tener una narrativa que explique las condenas que ha recibido a nivel internacional, ese es el gran problema. Cuando los gobernantes le reclaman y no tiene una narrativa para justificar sus acciones se enoja y expulsa a la gente que él considera que son molestos», refirió.
«Esa no es la actuación de un estadista, un estadista va y pregunta cuáles son las críticas y busca darle respuesta; sino tiene respuesta busca cómo darle una solución para que el país no se estanque, Ortega está estancado, Nicaragua está estancada y nos está haciendo daño a todos», mencionó.
Más pobreza
La pobreza irá a mayor, según el opositor, por el aislamiento internacional y los números del Banco Central no son de confianza, advirtió. Además, resaltó que la canasta básica está por los «aires», los salarios muy bajos y la carestía de la vida cada vez se resiente más en los hogares. Explica que las remesas familiares, debido a la «oleada de exiliados y migrantes», son las que «han salvado» a Ortega.
A finales del año pasado, el investigador de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, Evan Ellis, aseguró a medios locales que la cercanía del régimen nicaragüense con Rusia es un método de «escape» ante el aislamiento internacional impuesto por el país norteamericano y la Unión Europea.