El gobierno de Rusia, dirigido por Vladimir Putin, otorgó la «Orden de la Amistad» al hijo de los dictadores de Nicaragua, Laureano Ortega Murillo y a la embajadora de Managua en Moscú, Alba Torres.
La «Orden de Amistad», según los medios oficialistas, «es una alta distinción otorgada por el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, en reconocimiento a las personas extranjeras cuyos trabajos, actos y esfuerzos se han dirigido a fortalecer las relaciones con Moscú y su pueblo».
La condecoración fue impuesta por el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, en una ceremonia oficial el 30 de marzo.
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Con este reconocimiento, el régimen orteguista, que ha declarado ser un fiel aliado del gobierno de Vladimir Putin, aseguró que «continuará trabajando para fortalecer la hermandad y cooperación de beneficio mutuo con Rusia».
Moscú es un antiguo aliado de Managua que durante el primer régimen sandinista (1979-1990) dotó de armamento soviético a las Fuerzas Armadas nicaragüenses; y en los últimos años, Ortega y Murillo han afianzado su relación con la federación rusa.
Nicaragua es uno de los contados países, junto a Venezuela y los pequeños Estados insulares de Nauru y Tuvalu, que se han sumado a Rusia en el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, y que ha recibido a altos funcionarios rusos desde la invasión a Ucrania.
Además, a finales de 2020 Nicaragua estableció un Consulado en Crimea, territorio ucraniano anexado a Rusia, lo que provocó el rechazo de Ucrania.