El pasado 9 de febrero, el exprecandidato presidencial y dirigente opositor nicaragüense Félix Alejandro Maradiaga Blandón, junto a otros 221 reos políticos de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, fue sacado de las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial, conocidas como “El Nuevo Chipote”, donde había pasado más de 20 meses, para ser “liberado” y desterrado hacia Estados Unidos. Mientras volaba en una avión que aterrizaría en Washington, al igual que todos los expresos políticos, fue despojado de su nacionalidad.
Convertido en apátrida ha regresado al activismo político contra el régimen dictatorial de Nicaragua y desde el destierro asegura que Ortega y Murillo se equivocaron al liberarlos creyendo que ganarían un respiro y saldrían del radar internacional, pero no se escaparán de la “gran presión internacional” que se avecina.
Advierte que el peor error de los dictadores es haber mantenido en prisión al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez, adelanta que la unidad de toda la oposición está en camino y próxima, y que los dictadores Ortega y Murillo están a punto de terminar tan o peor de aislados que el dictador Anastasio Somoza.
En esta entrevista concedida a Artículo 66, Maradiaga, de 46 años, advierte que Humberto Ortega, hermano del dictador, ha hecho una propuesta política inmoral y lo señala de querer salvar a la “burguesía sandinista”. Habla de la especulación que se ha hecho pública sobre una supuesta negociación entre Ortega y EE. UU. para lograr la excarcelación de los reos de conciencia y aprovechó para llamar a la oposición que aún se mantiene en Nicaragua a pasar a la “clandestinidad cívica” porque se viene un recrudecimiento de la represión debido a que la dictadura está más debilitada que nunca.
La liberación de los 222 presos políticos, ¿Fue una muestra de fortaleza o de debilidad del régimen?
Ningún dictador libera a presos políticos porque lo quiera hacer, los dictadores liberan a los presos políticos porque no tienen otra alternativa, en el caso concreto del dictador Ortega, la liberación de los presos políticos, aunque no tenemos toda la información de lo que pudo ocurrir, si nos queda claro que ya era políticamente muy costoso para la dictadura sandinista mantenerlos en la cárcel, porque Ortega se ha beneficiado mucho a lo largo de los años de mantenerse fuera del radar internacional.
Yo lo he tenido que advertir desde varios foros, que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) es una estructura político-militar que nace de una tradición conspirativa y se puede decir que hasta criminal, a pesar de eso, el FSLN, de la mano de Ortega, logró hacer una cantidad de acciones, que las logró ejecutar gracias a su cercanía con Irán, sus acciones con grupos políticos extremistas al rededor del mundo. Por esa razón a Ortega le conviene salir del radar internacional, porque cuando está dentro del radar internacional llama la atención de actores internacionales.
La liberación de los presos políticos fue un error (para Ortega), y ese error de cálculo se llama monseñor Rolando Álvarez, porque él no contaba con la valentía extraordinaria del obispo que decide no montarse en el avión, y eso hace que el tema de los presos políticos que Ortega pensaba que iba a acallar, se mantenga en el radar.
¿La liberación de estos 222 presos políticos que les estaban siendo ya incómodos a la dictadura fue producto de una negociación como se ha especulado?
No. Yo no creo que hubo una negociación. Sí creo que hubo una intención política. En diplomacia a veces hay señales. Aunque no haya negociación, hay señales. Hubo una intención política de la comunidad internacional, de mostrarle al régimen que podía haber un nuevo camino si no había presos políticos. Eso lo han dicho varios operadores internacionales. El mismo secretario (de Estado de Estados Unidos, Antony) Blinken, en su primer (mensaje por) Twitter, mostraba positivismo con la liberación de los presos políticos, pero inmediatamente después (el dictador Ortega) nos despoja arbitrariamente de la nacionalidad; mantiene en la cárcel a Monseñor Álvarez y a otros 37 presos políticos y esa expectativa que existía en la comunidad internacional de abrir una nueva relación automáticamente vuelve a quedar cerrada.
Creo que lo que hubo fue un chispazo de optimismo de la comunidad internacional de que nuestra liberación podría significar un cambio de rumbo, cosa que no hubo, no sucedió.
¿Usted descartaría entonces que hubo una negociación, una conversación, un entendimiento o un acercamiento con el Vaticano o con Estados Unidos? ¿Por qué entonces Estados Unidos, luego de la liberación de ustedes (los 222 presos políticos) habló de que eso habría puertas para iniciar un diálogo con Ortega?
Yo no he dicho que lo descarto. No puedo descartar algo que no me consta. Yo lo que he dicho es que, en diplomacia, sin que necesariamente haya formalmente negociaciones, suele haber señales que te indican cómo se comporta el otro actor político con el que estás generando un acercamiento. Yo lo que sí creo es que hubo en algún momento señales que se le enviaron al régimen que le indicaron que, de liberar a los presos políticos de forma incondicional, se podía abrir una etapa de acercamiento.
Esa fue la señal que se le mandó al régimen, y me parece que el régimen en un cálculo político que lo llevó a pensar que liberando los pesos políticos de mayor peso liberaba la presión, procede a hacerlo, pero no cuenta con el acto de valentía de monseñor Álvarez que hace que el tema de los presos políticos de Nicaragua continúe en el radar internacional.
¿Entonces ustedes no están enterados de ninguna negociación?
Es que de hecho lo han negado los distintos personeros de los distintos gobiernos con los que me he reunido, preservando la prudencia diplomática de no poder dar tantos detalles, todos me han asegurado de manera muy categórica que no ha habido una negociación.
Partiendo de la afirmación que hizo el secretario Antony Blinken de que la liberación de los 222 presos políticos abría las puertas a una eventual negociación, si se da, ¿En esa posible negociación necesariamente deberían estar incluido ustedes o los liderazgos de la oposición nicaragüense?
Es que yo creo que ese escenario (negociación) ya no está sobre la mesa. Yo creo que lo que había era una señal de la comunidad internacional, concretamente de EE. UU., Europa y algunos países de Latinoamérica, de que, si la dictadura mostraba la voluntad política de liberar a los presos políticos, podía haber un acercamiento, pero eso no sucedió y más bien lo que yo he notado es una movida en la dirección contraria. Hay más bien, de parte de la comunidad internacional más voluntad de aislar a la dictadura, de proceder a cerrar canales de financiamiento al régimen; de extender el mandato del Grupo de Expertos Internacionales de la ONU (Organización de Naciones Unidas), para poder profundizar en los señalamientos de crímenes de lesa humanidad.
Creo que va a venir una resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU bastante fuerte. Creo que más bien, postliberación de los presos políticos, por los errores del régimen de no aprovechar esa muestra de buena voluntad que se creyó que tenía y que debió haber aprovechado, más lo que está haciendo, es ahondar la crisis al dejar a Monseñor Álvarez en la cárcel y quitarle la nacionalidad (a los opositores).
Hay una posición de bastante indignación por la condición de apátridas en las que nos han colocado. Ortega mismo no se da cuenta que en pleno año 2023, ese tipo de acciones son totalmente inaceptables. Ni aún los regímenes más extremos del mundo han querido tomar ese tipo de acciones contra la oposición porque son violaciones a los fundamentos de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Ortega está cometiendo una cantidad de errores gravísimos que me hace recordar una frase que se le atribuye a Napoleón (Bonaparte) que dice que cuando tu adversario está cometiendo errores, no lo interrumpamos.
Ortega está cometiendo una cantidad de errores que hay que dejar que los siga cometiendo.
A finales del año pasado Daniel Ortega visitó a su hermano Humberto Ortega en su residencia, supuestamente relacionado con una enfermedad y aunque oficialmente no se conocen detalles de esa reunión, se ha dicho que pudo tener algo que ver con la liberación de los 222 presos políticos. ¿Qué valoración le daría desde su óptica política a ese encuentro entre los dos hermanos Ortega, que se han mantenido distanciados políticamente al menos en público? Se ha especulado mucho en torno a se el Ejército o el “ala dura” del FSLN, a través de Humberto Ortega, presionaron por la liberación de los presos políticos.
En principio debo recordar que yo estaba secuestrado, no tendría muchos elementos de juicio, no podría opinar a profundidad, pero lo que sí te puedo decir es que yo no veo a Humberto Ortega jugando un rol determinante en nuestra salida.
Creo que lo que realmente funcionó fue la gran presión internacional y ahí quisiera yo reconocer la labor de los familiares de presos políticos. Quisiera reconocer la labor incansable de mi esposa Bertha (Valle), de Vicky Cárdenas, esposa de Juan Sebastián Chamorro; y de muchísimos otros nicaragüenses y amigos que hicieron, de este tema de los presos políticos un gran dolor de cabeza para Ortega.
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De Humberto lo que veo es más bien un interés de ser relevante políticamente y en un lugar de representar los intereses de una burguesía sandinista que se siente amenazada por la torpeza política de Ortega, que no solamente pone en problemas al pueblo de Nicaragua y a la economía de los más pobres, porque Nicaragua, realmente si no fuese por las remesas, el país estaría muy mal, pero además de eso pone en problemas también a los grandes capitales.
Humberto Ortega, en opiniones escritas o en entrevistas a medios de comunicación, habla una reconciliación o “tregua santa”, y hasta habla de una posible negociación que desembocaría en unas elecciones en el 2026, ¿Cómo ve esta propuesta de Humberto Ortega?
Yo no considero esa propuesta ni moral ni políticamente aceptable. En primer lugar, porque coloca a la oposición al mismo nivel de la dictadura, como si estuviéramos en la misma condición, cuando claramente el más reciente informe de Derechos Humanos de la ONU establece que Ortega es un criminal de lesa humanidad, por eso no creo que se pudiera siquiera tomar (en cuanta) seriamente esa propuesta.
(Humberto Ortega) pretende colocar al mismo nivel de la dictadura a una oposición que no puede ser comparada con criminales de lesa humanidad. Humberto Ortega comete ese desacierto, entonces para mí eso lo hace inaceptable desde el punto de vista político y moral.
Aislar al régimen tal como se hizo con Somoza
La mayoría de la oposición aboga por una salida pacífica, pero muchos dicen que no se debe negociar con la dictadura. Pero, ¿De qué manera el régimen Ortega-Murillo podría entregar el poder si no es buscando una salida negociada? y en ese sentido ¿Cómo se estaría preparando la oposición de cara a un recorrido de mediano o largo plazo poniendo la mirada en el 2026?
Uno de los errores que se cometieron previo a nuestras capturas es haberle dado demasiadas advertencias previas al régimen de las movidas que íbamos a hacer.
Yo solamente quisiera resumir que es fundamental continuar en el aislamiento internacional al régimen de Ortega. Aislarlo al máximo como se hizo con (Anastasio) Somoza. Cortarle los canales financieros. Fortalecer la plataforma de unidad. Y creo que es importante hacerle un llamado a la oposición a lo interno de Nicaragua, a los grupos prodemocracia, a no perder la esperanza, a no exponerse a más detenciones arbitrarias. Yo creo que este movimiento prodemocracia dentro de Nicaragua tiene que pasar a una fase de clandestinidad cívica, clandestinidad no violenta. Es decir, protegiéndose de los secuestros (de la Policía).
Para mí, la mayor acción de presión ahora corresponde a quienes estamos afuera porque las persona que están dentro de Nicaragua ya están asumiendo costos y riesgos enormes.
La percepción que hay dentro y fuera de Nicaragua es que la oposición está dispersa, no hay un bloque de unidad representativo dentro del liderazgo. ¿Cómo están trabajando para lograr superar ese tema de la unidad?
Ya se venía trabajando para la unidad desde antes de los arrestos arbitrarios. Esas mismas capturas que ejecutó la dictadura sandinista es un indicador de que Ortega le tenía terror a la unidad (de la oposición). El 25 de febrero de 2021 se firmó un acuerdo de unidad entre los principales precandidatos. No se logró estructurar una plataforma unitaria institucional, pero a nivel personal de los liderazgos avanzamos bastante, de tal manera que al dictador no le quedó ninguna otra alternativa que echarnos presos a todos.
La buena noticia es que en esta fase de lucha no tenemos frente a nosotros un proceso electoral.
Yo creo que el hecho que no haya ningún proceso electoral, que no hay ninguna candidatura de por medio, ni ninguno de nosotros tiene en este momento eso (candidaturas) en su agenda, eso permite avanzar más rápido en esos esfuerzos de unidad que sí, se están realizando y que los estamos consolidando.
Entre los 222 presos políticos liberados están los liderazgos más visibles de la oposición, entre ellos los precandidatos presidenciales que eran figuras políticas de aceptación popular, pero todos están inhabilitados por las leyes de la dictadura, ninguno podría enfrentar en una posible elección a Ortega, adelantadas o en el 2026. ¿Cómo piensan superar ese problema?
En primer lugar, sería una trampa pensar en elecciones bajo las reglas de la dictadura. Sería una trampa pensar que podemos aceptar la privación arbitraria de la nacionalidad, que podemos aceptar la suspensión de por vida de los derechos civiles. Recordemos que no solamente son los precandidatos, debemos recordar que muchos de los juicios arbitrarios que se llevaron a cabo durante el 2020 y 2021 y parte en 2022, en los casos más tardíos, empezaron a incluir la suspensión de garantías constitucionales y de derechos. Yo creo que es fundamental como un tema moral, un tema incluso político, rechazar de entrada cualquier posibilidad de un acuerdo político electoral que no pase por la reparación de todas esas arbitrariedades. Además de eso yo agregaría un punto adicional, yo creo que no puede ser bajo ningún punto, y me agrada decirlo que así lo estamos viendo todos los que fuimos (pre)candidatos en algún momento, ya el tema electoral no puede ser el elemento alrededor del cual nos vamos a organizar.
Tenemos que organizarnos alrededor de una agenda política no electoral que tenga la recuperación de Justicia de verdad y memoria como un elemento fundamental, y además de eso la búsqueda de una ruta de transición hacia la democracia que no necesariamente pasa por un acuerdo electoral.
La pregunta que yo me haría es: ¿Y por qué ahora sí y antes no? Bueno porque había que quemar etapas. En noviembre del 2021 había que quemar etapa para desenmascarar al régimen, que realmente no tenía absolutamente ninguna voluntad de un proceso electoral. No podemos volver a cometer los errores del pasado y aceptar procesos electorales bajo las reglas de la dictadura.
Hablando ahora de los liderazgos ya libres, de los principales representantes de la oposición, ya en libertad, ¿hay algún punto de convergencia? ¿se han visto, han hablado de la unidad, han tratado de abordar el tema?
Claro que sí, estamos en cercana comunicación y existe más que nunca una voluntad de unidad.
¿Dónde podemos ver concretizada a esa voluntad de unidad, hay alguna reunión, un grupo?
Como decía en una respuesta anterior, las acciones de esta etapa de lucha deben ser más cuidadosas y más astutas que la anterior, pero yo sí te puedo asegurar que estamos en una estrecha comunicación. Los que fuimos precandidatos estamos en una cercana comunicación.
¿La oposición en el exilio en Costa Rica ha tenido alguna comunicación con ustedes?
Claro. Por supuesto que sí.
La mayoría de los líderes de los grupos opositores hablan de lucha cívicas, sin embargo, está demostrado que el régimen se sostiene por las armas y por la violencia política, no hay una luz que señale que hay algún tipo de negociación o acercamiento hasta ahora. ¿Cómo piensan ustedes dar la lucha cuando hay violencia política, cuando hay persecución y han suprimido todos los derechos políticos de la oposición visible?
Yo creo que hay varias cosas a considerar y que parten de un análisis del contexto. En primer lugar, hay que recordar que la dictadura está en una fase de paranoia. Está cometiendo muchos errores, los Ortega-Murillo se sostienen en el uso de la fuerza y la intimidación a toda Nicaragua, pero eso quiere decir que por esa paranoia están cometiendo muchos errores y hay que capitalizar esos errores.
En segundo lugar, hay que continuar con el aislando internacionalmente. Ya Ortega no tiene a ningún amigo que sea un actor creíble en la comunidad internacional. El régimen tiene la soga al cuello con las sanciones y con la posibilidad de más aislamiento financieros, eso lleva a que la dictadura se tenga que alinear más con las autocracias como China, como Rusia y como Irán, pero ninguna de estas autocracias le va a resolver los problemas cotidianos de la gente y eso va a llevar a que haya un desgaste interno, donde su propia base va a ir poco a poco también alejándose como lo estamos viendo. Yo creo que eso es algo que ya se está dando y se va a seguir dando.
Finalmente, creo que la dictadura está acorralada, pero le está apostando a que nos cansemos, a exiliar a los liderazgos, a que no queden voces, porque es obvio que cuando uno se exilia se ve obligado a dedicarse a una vida personal y no te permite tener todo el tiempo para la incidencia, pero yo creo que la dictadura en eso se equivoca. Lo que te puedo decir es que no vamos a descansar. Yo no voy a descansar hasta ver a Nicaragua libre.
Además, el dictador cree que va a poder sobrevivir porque la comunidad internacional es tímida y porque según él, el mundo está demasiado distraído con grandes problemas, como los de Ucrania y otros. Yo creo que esa fue la razón por la cual nos sacó a muchos de los presos políticos, para salir del radar internacional y para volver a quedar fuera de ese radar, sin embargo, las cosas no le salieron bien (a la dictadura). De cara al futuro hay que seguir ahondando en ese otro ámbito de lucha que abre el informe de expertos de la ONU que lo califica como criminal de la lesa humanidad.
Me refiero a un camino a una ruta de Justicia Penal Internacional. Eso es importante. En conclusión, todos esos factores hay que hacerlos parte de una estrategia que pasan por trabajar en unidad, pero también yo quisiera advertir que esos mismos factores hacen a la dictadura más peligrosa, porque entre más aislada está, es más peligrosa y por eso he hecho un llamado a no confiarse, advertirles que viene un recrudecimiento que se va a expresar en más confiscaciones y en más represión.
Además de eso creo que el liderazgo prodemocracia en el exilio y lo que queda dentro del país debe de ser realista, debe ser pragmático, debe ser estratégico y tiene que trabajar reconociendo que la salida va a ser posible solo si la comunidad internacional nos ve juntos en una sola estrategia y le apuesta a esa estrategia. Eso es algo (a lo) que le estoy dedicando mis esfuerzos.
¿Conoces la propuesta hecha por el grupo que se denomina Nicaragüenses Libres? Hablan de una etapa de gobierno de transición, una Constituyente por referéndum y desmilitarizar el Estado. ¿Qué opinión te merece?
No, no la conozco y no podría dar una opinión sobre eso son tres elementos.
Tendría que leer la propuesta porque me parece que muchas personas, con muy buena voluntad y llenas de amor a Nicaragua han hecho propuestas similares, pero tendría que conocer cuál es la estrategia para hacer eso viable. No quisiera opinar más sobre lo que no conozco.
Decías que siguen trabajando por aislar más a la dictadura. ¿Qué acciones inmediatas vamos a estar viendo en las próximas semanas en los próximos meses para seguir debilitando al régimen?
No quisiera anunciar al régimen de lo que vamos a hacer, pero sí te puedo asegurar que vienen acciones concretas.
¿De qué se está hablando en la nueva etapa de lucha opositora, de la Nicaragua que soñamos o la Nicaragua que merecemos?
Yo siempre he dicho que Nicaragua puede y merece más.