El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se jacta que en Nicaragua se ha transformado la matriz energética a base de fuentes renovables, una investigación de Artículo 66 desmintió esos «avances de cristal» que la dictadura pregona.
Lo cierto es que Nicaragua ha aumentado hasta un 500 % la compra de energía a los países centroamericanos de 2018 a la fecha, según estadísticas oficiales publicadas por el Banco Central de Nicaragua (BCN).
Para el analista político y economista Enrique Sáenz, esta tónica de la dictadura de comprar energía más barata es para venderla a los hogares nicaragüenses más cara. Acción que asegura es de unos «zánganos».
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Cifras oficiales de los países de la región ubican a Nicaragua como la nación con la tarifa eléctrica más cara del istmo. El kilovatio hora (kwh) en Honduras se paga a 0,156 dólares; 0,134 en Costa Rica y 0,245 en Nicaragua, una cifra que duplica a los costes en los países vecinos del norte y sur en la región.
Según las estadísticas oficiales publicadas por el BCN, Nicaragua subió sus importaciones de energía, comprada a los vecinos centroamericanos, considerablemente entre el 2018 y 2022.
En el 2018, las compras en energía fueron de 16,6 millones de dólares; en el 2019 esta compra se duplicó y alcanzó los 38,23 millones de dólares; en 2020 se remontó a los 83,27 millones de dólares; en el 2021 bajó a 72,1 millones de dólares, pero en el 2022 volvió a repuntar hasta alcanzar los 101.9 millones de dólares, revelan las estadísticas del banco emisor del Estado.

Este afán «importador» resulta contradictorio con la propaganda gubernamental que anuncia con bombos y platillos que Nicaragua tiene una cobertura eléctrica nacional de más del 99% del territorio y que por lo menos el 80% proviene de fuentes renovables. «Nicaragua en lugar de vender energía a otros países centroamericanos más bien la compra. En comparación con cuatro años atrás se ha incrementado en 500% la compra a otros países centroamericanos», dijo Sáenz.
«¿Porqué la están comprando (la energía) si han invertido tanto? Por una razón muy sencilla, porque en los otros países centroamericanos se produce energía más barata, entonces estos zánganos compran esta energía más barata y se la venden a los nicaragüenses más cara», añadió.
Lo cierto es que en los hogares nicaragüenses se reciente el alto costo de la energía eléctrica mientras la carestía de la vida aumenta cada mes. La canasta básica y el precio de los servicios de primera necesidad copan los ingresos de los nicaragüenses. El sueldo mínimo se ha estancado por varios años y los paupérrimos ajustes no han dejado que la brecha se reduzca.