Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, manifestó su preocupación por la falta de información sobre el paradero de monseñor Rolando Álvarez. La única referencia que se tiene, según lo dicho por Daniel Ortega, es que el obispo de Matagalpa estaría cautivo en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como «La Modelo», pero desde el nueve de febrero nadie lo ha visto.
«Estoy muy preocupado por mi hermano obispo monseñor Rolando Álvarez. Temo que la dictadura se ensañe más contra él», escribió Báez en su cuenta de Twitter.
Asimismo, el religioso forzado al exilio se preguntó «¿dónde está y cómo está monseñor Álvarez?», quien acumula más de 200 días como rehén de conciencia de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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Monseñor Silvio Báez también instó a la comunidad internacional a ejercer más presión contra el régimen orteguista y así alcanzar la liberación del obispo de Matagalpa.
A inicios de febrero de 2023, el régimen intentó desterrar a monseñor Álvarez de Nicaragua enviándolo en un avión a Estados Unidos, pero el prelado arruinó el plan de la pareja dictatorial y se negó a abordar el vuelo.
A día de hoy, su familia no ha podido verlo, según denunciaron medios locales y organismos de derechos humanos que documentan el caso del primer obispo encarcelado y condenado por la dictadura de Nicaragua. Su hermana ha pedido a la justicia del régimen que le permitan ver a su pariente, pero todo ha sido inútil. No sabe dónde y cómo está.
El medio digital Despacho 505 reveló que recientemente, a través de filtraciones de reos en «La Modelo», a monseñor Álvarez lo estarían sedando en la cárcel, por medio de sustancias que probablemente le introducen en la comida o bebida.
Desde su violenta captura, el 19 de agosto de 2022, el obispo Álvarez permaneció en la vivienda de su familia en Managua. El prelado es parte del grupo de más de 30 presos políticos que la dictadura mantiene en sus cárceles, la mayoría están confinados en «La Modelo», en Tipitapa.
Después de resistirse a ser desterrado, el obispo fue llevado a los Juzgados de Managua donde lo sometieron a un juicio sumario exprés. Ese mismo día, el 10 de febrero, fue declarado culpable, lo condenaron a 26 años de cárcel, le arrebataron su nacionalidad y lo despojaron de sus derechos civiles y políticos de por vida.
El obispo de Matagalpa es una de las voces más críticas contra la dictadura de Ortega y Murillo, el binomio que controla los hilos del poder en Nicaragua, un país sumido en una crisis sociopolítica, económica y de derechos humanos desde 2018.