La Conferencia Episcopal de Venezuela expresó su preocupación y solidaridad por los «momentos de dificultades» que vive la Iglesia católica en Nicaragua. Los obispos afirman que han seguido los últimos acontecimientos en el país centroamericano que «están marcando la vida y misterios» de los religiosos nicaragüenses.
«… expulsión de sacerdotes. diáconos seminaristas y religiosos, entre ellos, las Hermanas de la Caridad; así como el enjuiciamiento y prisión del querido hermano Rolando Álvarez, obispo de (la Diócesis de) Matagalpa», detalló la entidad religiosa venezolana.
Noticia relacionada: Obispos de Panamá se solidarizan con monseñor Álvarez tras condena de 26 años de cárcel
Los obispo del país suramericano afirman que la coherencia de monseñor Rolando Álvarez; su decisión profética y acompañamiento al pueblo «es una luz que mantiene viva la palabra de la verdad, la única que libera a los seres humanos».
«Que Dios cambie los corazones»
Los jerarcas venezolanos señalan que en sus oraciones piden a Dios que cambie los corazones de quienes han tomado »esas decisiones, para que, además de reconsiderarlas y convertirse, entiendan que, por mandato divino, la Iglesia será siempre fiel a la misión profética de anunciar la palabra de liberación caminando junto con su pueblo».
El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez Lagos, fue condenado a 26 años de cárcel por supuestos delitos de traición a la patria el pasado 10 de febrero, tras negarse a ser desterrado de Nicaragua. Es acción del prelado enfureció a Ortega que lo mandó a encerrar en una celda de castigo en la cárcel «La Modelo» en Tipitapa.
Además, manifiestan que continúan orando por la Iglesia de Nicaragua para que sigan siendo «columnas de hierro» donde la feligresía encuentre «apoyo, fortaleza y protección de su auténtica dignidad y libertad, la de los hijos de Dios».
Cuando suceden estos conflictos de iglesia católica y gobiernos, viene a mi mente una respuesta que dió Jesucristo a sus detractores, los que no estaban de acuerdo con su prédica; ante la pregunta de a quien hay que pagar tributos, al cesar o a Dios (?), Jesús sabiamente pide una moneda, pregunta de quién es la cara que aparece en ella (del cesar), luego dice: den al cesar lo que es del cesar, y a Dios lo que es de Dios.