La activista y presidenta de la Unión Democrática Renovadora (Unamos), Suyen Barahona, pudo reencontrarse con su hijo, de seis años, y compartir un momento con él, luego de estar separados de manera forzosa por 19 meses.
Anteriormente la presidenta de Unamos pudo hablar, mediante videollamada, con su pequeño hijo que se encontraba fuera de Nicaragua a cargo de su padre.
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Durante más de 18 meses, las autoridades de «El Nuevo Chipote» impidieron que las cartas y dibujos del niño le fueran entregados a su mamá, pese a que al abogado de la exrea política interpuso varios recursos ante el Tribunal de Apelaciones de Managua.
En entrevista con Artículo 66, la presidenta de la Unión Democrática Renovadora (Unamos), expresó sentirse «absolutamente feliz» por haberse reencontrado con «colochito» a como le dice de cariño a su pequeño hijo.

«Desde que me sacaron de mi casa en presencia de mi hijo, fue una de mis grandes preocupaciones y mi principal demanda, de poder ver a mi familia y a mi hijo, mi hijo que dejé de cuatro años y medio y que ahora ya tiene seis», refirió Barahona.
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Lamentó también no haber podido estar en dos cumpleaños de su hijo por ser prisionera del régimen de Nicaragua. «Exigí siempre el derecho de cualquier madre de ver a su hijo», recalcó.
Enfatizó que la acción de Ortega de no permitir a las y los presos políticos ver a sus hijos es «una de las crueldades y torturas más grandes, porque nos negaron ese derecho, pero hoy me siento feliz y absolutamente agradecida con cada una de las personas que contribuyeron para que pudiera verlo por primera vez el 25 de diciembre —de 2022—».
«El aislamiento fue cruel»
La exsecuestrada política resaltó que el aislamiento que sufrieron las cuatro opositoras cautivas en «El Nuevo Chipote», lo que considera que fue lo más duro y cruel que pudo experimentar.
«El hecho de no poder interactuar con nadie, de no poder leer y escribir por más de año y medio, además de la alimentación, fueron los tratos más crueles que sufrimos» agregó.
Indicó también que debido a la precariedad que se vivió en la cárcel muchos opositores salieron con hongos en la piel «y en mi caso muchos problemas para dormir (…) —pero— salí profundamente comprometida para que en Nicaragua haya libertad y justicia que ha sido la demanda principal por muchísimos años».

«Además estoy comprometida para que ninguna otra madre tenga que vivir este inmenso dolor de ser separada de sus hijos; también estoy comprometida para que en Nicaragua no tengamos que vivir otra dictadura», subrayó.
En cuanto a que el régimen le quitó la nacionalidad nicaragüense a los 222 exreos políticos, la opositora dijo con aplomo que «eso nunca va a ser posible porque siempre seré nicaragüense y nunca dejaré de aspirar ni luchar par retornar, porque sabemos que esta dictadura —la de Ortega— es insostenible».
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Suyen Barahona fue condenada por Ulisa Yaoska Tapia Silva, titular del Juzgado Décimo Tercero de lo Penal de Juicio de Managua, a ocho años de prisión por el delito de «menoscabo a la integridad nacional». A la disidente sandinista, además la inhabilitó para ejercer cargos públicos.
Fue puesta en libertad el nueve de febrero, en un grupo de 222 personas presas políticas, quienes fueron enviados al destierro a Estados Unidos. Además, mandó a sus diputados a aprobar de urgencia una reforma constitucional para retirar la ciudadanía nicaragüense a los detenidos. Ahora esas personas están en Estados Unidos, bajo el parole humanitario.