El arzobispo de Luxemburgo hizo pública esta mañana una carta dirigida a la Iglesia católica de Nicaragua mostrando «solidaridad» de parte de los obispos de la Unión Europea ante la persecución impuesta por el régimen. Al mismo tiempo, demandan la liberación de monseñor Rolando Álvarez.
«El cardenal Jean-Claude Hollerich expresa la cercanía y solidaridad de los obispos de la Unión Europea por el difícil momento que atraviesa la Iglesia católica local debido a la persecución sistemática ejercida por las autoridades públicas. El obispo Hollerich pidió a las autoridades nacionales de Nicaragua que liberen de inmediato a Mons. Álvarez y los demás detenidos, acusados falsamente de conspirar para atentar contra la integridad nacional y de difusión de noticias falsas», refiere el comunicado.
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Añaden que se encuentran siguiendo «de cerca el desarrollo de la situación en Nicaragua, marcada por la persecución de la Iglesia católica y sus fieles. Como obispos de COMECE – dice la carta – estamos comprometidos a promover la libertad, la democracia y la justicia en Nicaragua a través de nuestro diálogo regular con los representantes de las instituciones de la UE».
El obispo europeo denuncia la persecución en contra de los religiosos impuesta por la dictadura de Nicaragua. «En 2022, el gobierno nacional expulsó al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y 18 monjas de la Orden de las Misioneras de la Caridad. También encarceló a siete sacerdotes y dos colaboradores en la Diócesis de Matagalpa, cerró nueve radios católicas, retiró tres canales católicos de la programación de televisión por suscripción e impidió procesiones y peregrinaciones», finaliza el comunicado.
Recientemente, el Centro de Asistencia Legal Interamericano en Derechos Humanos (Calidh) se sumó a las denuncias internacionales en contra de las leyes represivas impuestas por Ortega contra los religiosos, afirmando que «rompen el principio de presunción de inocencia porque fueron especialmente adoptadas para censurar, castigar y vengarse de personas específicas, como las voces opositoras respecto del gobierno de Nicaragua».
Para Calidh es «preocupante el abierto desprecio» del Estado de Nicaragua por la dignidad y el respeto a los derechos humanos básicos, «incluidas las garantías del debido proceso, de cada sacerdote o laico sometido a un juicio arbitrario.
El organismo subrayó que pese a las arbitrariedades contra la Iglesia católica de Nicaragua, «ni las leyes, ni las sentencias, ni las condenas están por encima de los derechos. Los derechos humanos de los perseguidos, procesados y condenados están por encima de la ley y de cualquier actuación estatal arbitraria».