Después del acto de entrega del primer lote de autobuses rusos, la noche del martes, 31 de enero, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, utilizó sus medios de propaganda para una vez más recordar las protestas de abril de 2018 y despotricar contra la oposición de Nicaragua.
En su breve intervención, la primera dama hizo referencia a la Avenida de Bolívar a Chávez, lugar donde se entregaron las 150 unidades de transporte, y que según ella, desde allí —en 2018— su régimen «cantaba por la paz».
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«En este mismo sitio, día a día nos reuníamos a cantar y a rechazar con todas nuestras fuerzas la agresión, la destrucción, el odio, la maldad, la perversión, la avaricia y la servidumbre», expresó la vicedictadora.
Anticipándose al aniversario de la rebelión cívica de hace cinco años, protestas que fueron masacradas por la Policía de Ortega y que dejó a más de 300 asesinados, la mandataria dijo que «este abril es victorioso porque el pueblo luchó y venció».


«(…) no pudieron ni podrán, porque Nicaragua quiere y tiene paz; porque Nicaragua quiere y tiene un camino de desarrollo con justicia social, de fraternidad, de solidaridad, de valores, de familia, de comunidad», agregó.
En alusión a los opositores a su dictadura, Murillo despotricó y afirmó que el «espíritu servil de unos cuantos malvados nicaragüenses que traicionaron su patria», intentaron, según ella, un fallido intento golpe de Estado.
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La portavoz del régimen orteguista afirmó que lo único que hace su dictadura es «luchar para restaurar la paz de los nicaragüenses que creen en mandato del Padre Celestial y de Jesucristo nuestro Señor que nos dice que debemos amarnos unos a otros, que debemos ser prójimos y vivir como hermanos y que debemos de construir y defender la paz todos los días».
«Aquí Dios nos ha bendecido con una patria libre, soberana y un pueblo heroico y glorioso que defiende su tierra palmo a palmo, porque hemos defendido nuestra tierra sagrada donde merecemos vivir en paz», concluyó Murillo.
El próximo 18 de abril, Nicaragua cumple cinco años de las protestas sociales que iniciaron en 2018 y que fueron reprimidas por la Policía y paramilitares, dejando decenas de asesinados, presos políticos y miles de exiliados. Hasta la fecha el dictador Ortega mantiene encarcelados a más de 230 opositores, incluyendo a 12 sacerdotes católicos.