El prestigioso escritor Sergio Ramírez (Masatepe, 1942) y exvicepresidente de Nicaragua, galardonado en 2017 con el Premio Cervantes, publicó en septiembre de 2022 una recopilación de cuentos titulada Ese día cayó en domingo (Alfaguara, 2022). Tras verse obligado a exiliarse por segunda vez en su vida debido a las acusaciones del régimen de Daniel Ortega en su contra, el novelista nicaragüense reside en Madrid. Lejos de su biblioteca con más de 8 mil ejemplares, de su Masatepe y de todo lo que implica abandonar la patria, Ramírez reflexiona sobre su exilio en España, la Revolución Sandinista y las opciones que tuvo antes de decantarse por Europa.
¿Cómo lleva España?
Me siento muy bien aquí. Tengo como un punto de referencia esta ciudad. Sé que la ciudad está allí (museos, teatros) voy cuando puedo y quiero. No estoy obligado siempre a estar en la calle como un turista. Disfruto mucho de Madrid. Lo que más me gusta es el ambiente, la gente, este barrio. Disfruto caminar por Lavapiés y ver su diversidad étnica. En las grandes ciudades no se vive por completo.
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¿Ha aprendido a convivir con la nostalgia a la patria?
Un escritor debe convivir con la nostalgia y sacarle partido. La nostalgia es un elemento muy importante de la escritura. Los recuerdos se ven a través del cristal de la nostalgia.
Este es su segundo exilio. ¿Qué es lo primero que haría si pudiese volver a Nicaragua?
[Sonríe] Ir a mi pueblo. Recorrer a pie las calles de mi pueblo. Es lo que dice Eliot, que siempre se vuelve al punto del comienzo.
Presos políticos, torturas, leyes déspotas contra los medios de comunicación, periodistas, gestores culturales y escritores exiliados.
El país está desecho y desarmado. Todo lo que es la estructura cultural del país está desmantelada.
¿Sirvió de algo la Revolución Sandinista?
A estas alturas no veo que de mucho. Lo que ha habido es un enorme retroceso. Estamos como en tiempos anteriores a la revolución. Desgraciadamente, no le veo ningún fruto.
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¿Cuál cree que podría ser la clave para acabar con Ortega?
La paciencia y el arte de poder sustituir una dictadura por un gobierno democrático, aunque eso no es fácil. Botar al gobierno con las armas otra vez es el riesgo inmenso de una nueva dictadura. La articulación de un gobierno democrático, una alternativa es lo más difícil de lograr.
Este segundo exilio no lo afronta con la misma edad que el primero. Nunca había vivido en un piso así de pequeño y, sobre todo, ha tenido que soltarle la mano a su biblioteca.
Este piso tiene el tamaño de mi estudio en Nicaragua. Allá tengo 8 mil libros y 6 mil en la biblioteca de la fundación en Masatepe. En total, son unos 14 mil libros. Es una biblioteca muy grande. Aquí, por ejemplo, tengo unos cuantos que se han ido acomodando. Siempre estoy evitando hacerme con tantos libros, porque no dejo de sentirme de paso, ¿no? En cualquier momento tengo que levantar campo. No sé si ese momento llegará, quizá no llegue nunca.
¿Se refiere a cambiar de aires dentro de España?
No, si tuviera que volver a Nicaragua, por ejemplo. De España solo me movería para regresar a Nicaragua. No tengo otra alternativa.
¿Fue su primera opción España?
Pude haberme quedado en Costa Rica o México, porque tenía ofertas para quedarme. Creo que escogimos muy bien España y aquí nos quedamos. Mientras no ocurra nada distinto aquí estaremos.