El padre Edwing Román, una de las voces religiosas más críticas contra la dictadura de Daniel Ortega, reprochó que por segundo año consecutivo se le prohíba a la Iglesia católica la procesión de Jesús Sacramentado, en Managua, la que se realizaba cada el primero de enero y que era conocida como la procesión de Cristo Rey.
La decisión del régimen de Nicaragua la dio a conocer el cardenal Leopoldo Brenes, la mañana del jueves, 29 de diciembre, al finalizar la misa en la Catedral Metropolitana.
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Tras conocerse la decisión de Ortega y Murillo, el sacerdote Román manifestó, a través de su cuenta de Twitter, que «la dictadura de Nicaragua prohíbe a los católicos una de nuestras manifestaciones públicas de nuestra fe como es la procesión a Cristo Rey, este 1º de enero del 2023».
«Tiemblan a las multitudes portando banderas de Nicaragua y de la Iglesia», manifestó el expárroco de la Iglesia San Miguel, de Masaya, que en respuesta a la dictadura dijo: «pues ahí les va: ¡VIVA CRISTO REY!».
El primero de enero de este año, la Iglesia católica de Nicaragua tuvo que celebrar dentro de la Catedral Metropolitana la procesión de Jesús Sacramentado, luego incrementó la represión contra sacerdotes, encarcelando al menos a 12 e imputándoles delitos comunes o por supuesta traición a la patria.
Este 2023 iniciará de la misma manera. Los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo están prohibiendo a los feligreses las manifestaciones religiosas que desde décadas las realizan en el país.
Año «funesto» para la Iglesia católica de Nicaragua
Para la abogada e investigadora Martha Patricia Molina, este 2022 fue el «más funesto para la Iglesia Católica Nicaragüense» al recibir de parte de la dictadura de Daniel Ortega 140 ataques.
Entre las hostilidades más relevantes, la jurista destacó procesos penales «injustos» contra sacerdotes, los que no estuvieron apegados a lo que mandatan las leyes del país.
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A la arremetida de la dictadura en contra de obispos, sacerdote, diáconos, religiosas y laicos, Molina le sumó confiscaciones, secuestros, discursos de odio, impedimento a la libertad de movilización, cierre de Organizaciones Sin Fines de Lucro religiosas y de medios de comunicación religiosos, deportaciones, exilios, expulsiones, profanaciones, robos, asedios, amenazas y prohibición a realizar procesiones.
La jurista afirmó que el incremento de las agresiones a la Iglesia Católica nicaragüense, se debe a que la autoridad religiosa «continúa firme en su fe y principios, predicando el Evangelio que es en sí un anuncio y denuncia de las arbitrariedades de los poderosos en turno. La dictadura ha sido incesante y no da tregua a los prelados».
A finales de octubre de 2022, Martha Patricia Molina presentó la II entrega de Nicaragua: «¿una iglesia perseguida?», que registró 96 agresiones contra la Iglesia católica en cuatro años de represión y una actualización de fin de año donde reporta un total de 410 agresiones.
Según la investigadora, se espera que la represión contra la Iglesia católica vaya en incremento, ocasionando más asedios, secuestros, profanaciones e impedimento a la libertad de culto.