Monseñor Silvio Báez exhortó a los líderes católicos a predicar sin temor, en libertad, sin alianzas con tiranos que «manipulan la religión», a quienes el Evangelio llama «raza de víboras».
«La predicación de Juan Bautista no era diplomática ni temerosa, sino profética y clara. Como debería ser también hoy la predicación de la Iglesia, si quiere ser servidora del Mesías y no una institución temerosa de descontentar a los poderosos de hoy», manifestó el obispo auxiliar de Managua en su homilía dominical este cuatro de diciembre.
Monseñor hizo referencia al Evangelio de hoy que nos habla del profeta Juan el Bautista, que anunció y preparó la llegada de Jesús, conocido por ser crítico de las autoridades déspotas de su época.
De él dijo que no era «un predicador preocupado por no descontentar al temido Herodes Antipas ni mucho menos un cobarde aliado del sanguinario procurador romano Poncio Pilatos. Lo más impactante de Juan era su libertad. Por eso su palabra impactaba en el corazón de la gente».
«Hoy necesitamos la rebeldía de Juan Bautista», sostuvo el obispo nicaragüense perseguido por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

El mensaje del jerarca llega en un contexto de persecución religiosa en Nicaragua. Al menos una decena de sacerdotes católicos se encuentran en prisión, incluyendo el «arresto domiciliario» del obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez, acusado de rebelde.
Además, el régimen ha prohibido las procesiones católicas, entre ellas, las celebraciones a la patrona La Purísima, Inmaculada Concepción de María, la fiesta religiosa más representativa del país. Al tiempo que organizaciones de derechos humanos y de oposición advierten «el silencio» de la jerarquía de la Iglesia católica nicaragüense y del mismo papa Francisco.
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Desde la Iglesia Saint Agatha,en Miami, Estados Unidos, monseñor Báez explicó que «necesitamos rebeldía» para «no conformarnos con una vida mediocre y llena de ídolos que suplantan a Dios; para no resignarnos a aceptar un mundo en el que cada uno busca su binestar; para atrevernos a pensar con libertad y espíritu crítico frente al sistema dominante; para no aceptar como normal regímenes de terror».
«Necesitamos rebeldía profética para alzar la voz en nombre de Dios y denunciar los crímenes de los opresores, animar a los decaídos, iluminar a los confundidos, cuidar de los pobres y defender a las víctimas», exhortó monseñor Báez.
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«Una sola voz que se atreva a hablar en nombre de Dios para dar esperanza a los decaídos y decir la verdad con valentía, tiene una fuerza asombrosa, aunque sea solo una voz en el desierto. Una sola voz serena pero firme que haga renacer la esperanza y no se deje intimidar por nadie, produce un efecto sorprendente, aunque sea solo una voz en el desierto ¡Qué necesarias son las voces que gritan sin temor en nombre de Dios la verdad e invitan sin desfallecer a tener esperanza!»», dijo de manera tajante.
A «los poderes políticos que enarbolan la mentira con cinismo, manipulan la religión para sus intereses, se endiosan con altanería y se imponen con crueldad sobre el pueblo», monseñor Báez les recordó que tanto Juan Bautista como Jesús les llamaron «raza de víboras».
«Hoy Juan nos diría: pónganse frente a Dios, no se engañen, no se contenten con la buena imagen que los demás tienen de ustedes y vayan al fondo de su corazón. Encaren sus pecados ocultos, reconozcan lo falso y lo inmoral que hay en su vida, reconozcan con humildad su vida doble, sus ambiciones inconfesables, sus egoísmos y mentiras», manifestó el líder religioso forzado al exilio.