El informe de actualización del Centro de Asistencia Legal Interamericano en Derechos Humanos (Calidh) sobre la situación de las mujeres en el contexto de la crisis sociopolítica de Nicaragua revela que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo somete a torturas a las presas políticas, en especial, ha notado un «patrón de venganza y censura» a las integrantes de la Unión Democrática Renovadora (Unamos). Documenta la restricción progresiva y acelerada de los derechos de las mujeres en el país a partir de 2018.
El organismo destaca que la dictadura de Nicaragua no ha tomado las acciones necesarias para cumplir las medidas cautelares de protección para 60 opositores. En cambio, señala Calidh, que la administración orteguista mantiene en prisión a 44 de las 60 personas beneficiarias que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
«Si bien Nicaragua ha dicho a diversos órganos de derechos humanos, por ejemplo, al Comité de Derechos Humanos, haber avanzado en la protección de los derechos de las mujeres, el encarcelamiento de estas activistas evidencia que en ese país siguen existiendo barreras graves para que las mujeres ejerzan libremente como lideresas», critica Calidh en su informe.
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Muchas de las beneficiarias de las medidas cautelares sufren torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes. Además, viven bajo condiciones carcelarias «incompatibles» con la dignidad humana, pues no reciben atención médica oportuna ante problemas de hipertensión, de carácter ginecológico, crisis de asma y estados depresivos.
«La situación de vulnerabilidad de las mujeres, más la impunidad subyacente, hace que las mujeres sean hostigadas, amenazadas con cárcel y violencia sexual», refiere Calidh, a la vez documenta el caso de una activista que fue amenazada con ser violada junto a su hija menor si se negaba a dar información de personas que habían protestado en 2018. Ahora está en el exilio.
El 46.2 % de los casos de abusos contra mujeres fueron cometidos por grupos irregulares armados, y el 9 % por civiles que se identifican como «defensores del comandante», afirma el organismo citando el informe Violencia Política de las Mujeres en Nicaragua de la organización Mujeres del Sur.
Las presas políticas son sometidas a torturas, los carceleros les dicen que no volverán a ver a sus hijos, el estrés de estar presa les ha causado mucha pérdida de peso y enfermedades de la piel; problemas gástricos, hipertensión; no tienen acceso a medicina, material de protección por la pandemia ni material de lectura.
El informe de Calidh fue presentado ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y solicitó que demandara al Estado de Nicaragua la inmediata liberación y que, mientras eso pase, todas las mujeres presas políticas reciban la atención médica necesaria para mantener un buen estado de salud.