Grupos opositores señalan que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo consumó una «pantomima» al adjudicarse las 153 alcaldías de Nicaragua en las votaciones municipales del domingo, seis de noviembre. Según el primer informe del Consejo Supremo Electoral (CSE), dominado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el partido de Gobierno «arrasó» en los comicios a nivel nacional.
«El régimen se ha quitado la última hilacha de pudor al adueñarse del 100% de las alcaldías. Ya solo le quedaba un resquicio con menos de un 10 % de las alcaldías atribuidas a fuerzas no orteguistas. Sin embargo, el día de ayer (domingo) esa hilacha fue descartada y hoy nos anuncian que tienen ya el 100% de las alcaldías», dijo a Artículo 66 Ana Quirós, integrante del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab).
«Algunos consideran que esto es un fortalecimiento del partido FSLN, pero lo visto el día de ayer y antier es que la imagen del FSLN queda debilitada, queda vulnerada, porque incluso tuvo que recurrir a detener a su propia gente u otros que hoy están encarcelados por haberse atrevido a siquiera preguntar. El pueblo, la ciudadanía ha dicho “no más, no creemos en tu farsa”», agregó la opositora.
Para Arturo McFields, exembajador de Ortega ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), la dictadura de Nicaragua marca un «nuevo récord» al hacerse con el control absoluto del 100% de las alcaldías. «Sin competencia, con 82.6% de abstencionismo, más de 1,000 candidatos fantasmas y +200 nicaragüenses bajo cárcel y tortura en El Chipote. Elecciones a la cubana», criticó el exdiplomático.
Daisy George West, coordinadora del Consejo Ejecutivo de la Alianza Cívica, dijo a Artículo 66 que los resultados divulgados por el CSE solo son la muestra de la consumación de la «pantomima» de votaciones que montó la dictadura bajo sus condiciones el seis de noviembre.
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«En Nicaragua no hubo elecciones. El pueblo no tuvo opciones de elegir, porque seguro los resultados ya estaban sellados. La destrucción de la institucionalidad democrática (se dio ) a la vista de la comunidad internacional, es triste pero es la situación real del país», lamentó George.
La opositora afirmó que el pueblo de Nicaragua sigue en resistencia pese el Estado de represión que se vive en todos el país. Enfatizó que todos los trabajadores del Estado se vieron obligados a salir a votar porque fueron amenazados con ser despedidos.
«El Gobierno de Nicaragua es el principal actor de forzar a sus conciudadanos a migrar porque no tienen ninguna oportunidad de vivir en paz. Los aparatos represores: Policía Nacional y Ejército ya no protegen a la ciudadanía porque están al servicio del régimen Ortega-Murillo, en esas condiciones el pueblo decidió quedarse en casa», destacó.
Aunque el CSE no brindó detalles de la participación ciudadana, el observatorio Urnas Abiertas lo fijó en 17.33 %, mientras que la abstención fue del 82.67 % en todo el país. Las elecciones municipales se desarrollaron «bajo un absoluto control territorial», detenciones arbitrarias, presión a trabajadores del Estado, entre otras anomalías.