Las tortugas marinas en peligro de extinción empezaron a llegar en masa a las costas del Pacífico de Nicaragua, por cuarta vez en lo que va de año, informó este sábado el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena).
“Normalmente son cinco arribadas (de tortugas) en el año (a las playas de Nicaragua). Llevamos cuatro”, dijo a medios oficiales el delegado departamental de Rivas (Pacífico) del Marena, Heberto José Rivas Aguilar.
En Nicaragua es conocida como “temporada de arribadas” la llegada masiva de tortugas, y va de julio a enero.
Las arribadas masivas solamente ocurren en 7 playas del mundo, y de estas, dos están en Nicaragua, según el Marena.
Las playas nicaragüenses preferidas por las tortugas marinas son Chacocente y La Flor.
Cualquiera de estas playas puede recibir hasta 4.000 tortugas en una sola noche, según los cálculos de la Dirección de Biodiversidad del Marena.
Para esta cuarta arribada de tortugas, que comenzó la madrugada del jueves pasado y se prevé finalice en próximo martes, se esperan entre 20.000 a 30.000 tortugas, explicó el funcionario del Marena.
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Rivas Aguilar indicó que la cantidad de huevos que depositan cada una de las tortugas va en dependencia de la edad y la especie.
“A mayor edad, mayor número de huevos. En el caso de la especie de paslama puede andar entre 60 hasta 103 unidades de huevos por cada tortuga”, precisó.
En el caso de la tortuga tora y torita, entre 60 y 80 unidades, respectivamente, agregó.
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El refugio de vida silvestre La Flor, ubicado a 160 kilómetros en carretera al sur de Managua, es uno de los siete lugares en el mundo donde arriban tortugas paslama, carey, tora y torita. La especie de tortuga que predomina y que hace su desove masivo es la paslama, que está amenazada actualmente, anotó el funcionario.
La observación de las arribadas solamente es permitida bajo supervisión del Ejército de Nicaragua y la Policía nacional y con estrictas normas de seguridad y comportamiento.
Este celo se debe a que algunas de las especies que anidan en la zona, como la Tora o Baula, la tortuga marina más grande del mundo, están en peligro extremo de extinción, según las autoridades.
La tasa de supervivencia puede ser del 1 al 3 % por la alteración de su hábitat, la contaminación y la cacería de los depredadores, de acuerdo con los expertos.
La comercialización de huevos de paslama está prohibida en Nicaragua por ser una especie en peligro de extinción. Sin embargo, en algunos mercados, establecimientos y vendedores ambulantes burlan esa medida, según ha constatado EFE.
El Marena espera que en esta temporada arriben 120.000 tortugas y eclosionen 1,8 millones de crías en la costa del Pacífico.
Después de vivir unos 15 años en el océano, las tortugas regresan a anidar a la misma playa donde nacieron, probablemente en luna nueva o luna llena, de ahí que las arribadas masivas se pueden predecir, según las autoridades, que cada año emiten un calendario posible de estos fenómenos.
Lastima que los nicaragüenses no tienen sentido preservacionista y están arrasando la fauna local.