El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantiene apresados a nueve sacerdotes de la Iglesia católica. En su brutal arremetida contra los religiosos, a unos los ha acusado de delitos comunes y a otros por «conspiración para el menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas».
El primer sacerdote apresado fue el padre Manuel Salvador García, párroco de la iglesia Jesús de Nazareno, en el municipio de Nandaime de la Diócesis de Granada. El religioso fue aprehendido el primero de junio de 2021.
García fue condenado a dos años y ocho meses de prisión por los supuestos delitos de lesiones físicas y psicológicas en perjuicio de Martha Candelaria Rivas, quien se negó a denunciar el religioso y fue acusada por el supuesto delito de «falso testimonio».

El segundo religioso preso es monseñor Leonardo Urbina Rodríguez, párroco de la Iglesia del Perpetuo Socorro de Boaco, fue detenido el 13 de julio en su ciudad. El régimen lo condenó a 30 años de cárcel por el supuesto delito de violación a una menor de 14 años y lesiones psicológicas leves en perjuicio de la víctima de iniciales M.J.V.S. de 12 años.
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La sentencia fue impuesta el pasado primero de septiembre, por el juez orteguista Edén Enrique Aguilar Castro, del Juzgado Tercero Especializado en Violencia contra la Mujer.
La «víctima» es el Estado
El padre Óscar Benavidez, párroco de la Iglesia Espíritu Santo, de Mulukukú de la Diócesis de Suina, fue arrestado la tarde del domingo, 14 de agosto, y se convirtió en el tercer sacerdote católico en prisión.
Fue aprehendido luego de salir de la capilla Concepción de María, donde ofició su homilía basada en la persecución y hostigamiento a los profetas. Fue llevado a las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocido como «El Chipote» donde permanece desde esa fecha.
En el sistema de causas del Poder Judicial, las autoridades no especifican la naturaleza del delito que le adjudican al religioso, pero indican que la «víctima» es el Estado. La acusación fue presentada el ocho de septiembre pasado.
Acusados por «conspiración y noticias falsas»
La madrugada del 19 de agosto fueron sustraídos de la Curia Episcopal de Matagalpa tres sacerdotes, dos seminaristas y un laico junto a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa. Los religiosos habían pasado 15 días cercados por la Policía sin poder salir del sitio.

Tras varias semanas de permanecer en un limbo jurídico, la dictadura decidió acusarlos de presuntos delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense.
Los acusados son el primer y segundo vicario de la catedral de San Pedro, de Matagalpa, José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, respectivamente; así como los sacerdotes Ramiro Tijerino—rector de la Universidad Juan Pablo II—y el padre Raúl Vega González. Los otros a usados son los seminaristas Darvin Leiva y Melkin Centeno Sequeira, al igual que el camarógrafo Sergio Cárdenas.
El obispo de la Diócesis de Matagalpa cumple 72 días de «secuestro» impuesto por el régimen de Daniel Ortega. Hasta el momento se desconoce la situación legal que atraviesa el religioso. Según fuentes, la Policía ha restringido la visita familiar al prelado de Matagalpa y los otros religiosos detenidos en ese contexto también están incomunicados.
Noveno sacerdote preso
El padre Enrique Martínez Gamboa, párroco de la Iglesia Santa Martha, de la Arquidiócesis de Managua, fue secuestrado la tarde del jueves, 13 de octubre, denunció el padre Uriel Vallejos en su cuenta de la red social Twitter. Con esta detención ya suman nueve sacerdotes, dos seminaristas y un laico en prisión.
Un video del padre Gamboa se volvió viral en las redes sociales cuando tomó el micrófono al final de marcha del Día de las Madres de 2018, en las afueras de la Universidad Centroamericana (UCA). En medio de la represión que ejercía la Policía a pocos metros del lugar, el sacerdote lanzó un discurso alentador que encendió el ánimo de la población que protestaba en demanda de justicia.
«Los nicaragüenses somos mayoría, tenemos un corazón limpio no las manos machadas de sangre como otros. No se acobarden, no se acobarden. ¡Viva Nicaragua! ¡Fuera la pareja asesina! ¡Fuera los miserables asesinos! ¡Fuera, fuera, fuera!», dijo el sacerdote.
Hace dos semanas, el dictador Ortega arremetió contra la Iglesia católica que dirige el papa Francisco, la acusó de no practicar la democracia, de ser una «dictadura» y una «tiranía perfecta» y de haber utilizado «a sus obispos en Nicaragua para dar un golpe de Estado» a su régimen en el marco de las manifestaciones que estallaron en abril de 2018 por unas fallidas reformas a la seguridad social.