La llegada de migrantes que buscan asilo en el límite de México con Estados Unidos, en la fronteriza Tijuana, se ha incrementado en casi 300 %, con albergues saturados y cientos de personas que duermen en las calles.
Los refugios se ven rebasados ante el incremento de migrantes, incluyendo mexicanos, desplazados por conflictos políticos y la violencia del crimen organizado, advirtieron este martes organizaciones consultadas por Efe.
La problemática ha llevado a decenas de familias de migrantes, incluidos menores de edad, a pernoctar en las calles de la ciudad e incluso acampar fuera de los albergues en espera de un espacio.
Enrique Lucero, director municipal de Atención al Migrante del Ayuntamiento de Tijuana, compartió a medios que esta situación es porque siguen llegando diversos grupos de migrantes a la ciudad, “sobre todo los mexicanos que siguen siendo desplazados por la violencia”.
Además hay grupos de haitianos que siguen saliendo de su país y aterrizan en Tijuana bajo el antecedente de que “aquí ya hay una gran comunidad haitiana establecida y eso les genera confianza”.
El funcionario resaltó que “la gran mayoría de ellos llegan buscando un proceso de asilo bajo la excepción al Título 42”, por lo que de junio a septiembre se ha registrado un incremento del 297 % de personas que llegan para buscar este procedimiento.
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Lucero compartió que de junio a septiembre ha registrado un total de 915 asesorías a migrantes que buscan la solicitud de asilo, teniendo en cuenta que en junio registraron 17, en julio 69, en agosto 206 y en lo que va de septiembre suman 623, “lo que demuestra un aumento considerable”.
SIN REFUGIO
La señora María, quien dio ese nombre para proteger su identidad, dijo a Efe que huyó de su natal Michoacán, estado del suroeste de México, por amenazas del crimen organizado, por lo que junto a sus dos hijos partió a Tijuana para pedir asilo en Estados Unidos.
Afirmó que ella sabe de otras personas de su misma comunidad que pudieron obtenerlo y ahora están en Estados Unidos gracias al apoyo de abogados y activistas, por lo que ella también espera “poder pasar para poderles brindar seguridad a los hijos”.
Una pareja de jóvenes haitianos contaron a Efe que ellos salieron de su país “porque hay mucho caos allá”, debido al conflicto que se vive desde que asesinaron a su presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021.
“Desde entonces es mucho caos, mucho conflicto por las calles, no se puede vivir en país y mejor vinimos acá, donde ya tenemos unos conocidos, pero no tenemos dónde dormir”, dijo uno de ellos, quien prefirió conservar el anonimato.
ALBERGUES SIN PRESUPUESTO
Este es un nuevo episodio del flujo migratorio récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) ha interceptado a más de 1,82 millones de personas en lo que va del año fiscal 2022, que inició en octubre pasado.
Además, poco ha cambiado desde que Estados Unidos prometió el 8 de agosto pasado eliminar el programa de Protocolos de Protección a Migrantes (MPP), conocido como “Quédate en México”, que obliga a mantener en territorio mexicano a solicitantes de asilo estadounidense.
El albergue Juventud 2000, a un kilómetro del cruce fronterizo de San Ysidro, es uno de los sitios en los que acampan migrantes con sus hijos fuera del lugar.
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Su director, José María García Lara, declaró a medios que desde hace semanas afrontan esta situación, por lo que, “ante la inacción de autoridades por atender a la comunidad migrante”, habilitaron la cocina y la ludoteca para acoger a 150 personas más.
“La cuestión ahora es que, con el ingreso de estas personas, se nos incrementaron los gastos de operación”, lamentó.
Señaló que por ahora solo tienen apoyo de la asociación Tijuana Sin Hambre, que ofrece una comida por las tardes, “pero de las autoridades nada”.
El activista cuestionó que el Gobierno federal no destine presupuesto para atender a quienes huyen de la violencia a las ciudades fronterizas, como Tijuana, sobre todo porque muchos vienen de Michoacán y Guerrero, estados del sur de México “donde hay un serio conflicto”.
Reconoció que solo reciben esporádicos apoyos de los gobiernos del estado y municipio, pero “sin presupuesto, es complicado hacerle frente a la llegada de los migrantes”.